Quizás se le recuerden a Kieszek tres o cuatro partidos en los que no estuvo afortunado en las dos temporadas en las que ha vestido la elástica blanquiverde. Sin embargo, las actuaciones brillantes han sumado mucho más que las decepcionantes. De la pasada temporada, aún se recuerda una triple intervención en La Romareda con la que los aficionados maños se llevaban las manos a la cabeza. En la actual, una sintomática: aquel penalti detenido ante el Valladolid en El Arcángel en un partido que finalizó con triunfo blanquiverde y que para muchos aficionados significó el punto de inflexión de la campaña y el del inicio de la remontada del equipo.

Esos mismos aficionados que en los últimos meses debaten si Kieszek es el mejor portero que ha militado en el Córdoba en los últimos años o incluso de los mejores de la historia. Lo que es una clara paradoja es la admiración de esos aficionados por un portero que ha encajado más de 100 goles en dos campañas. Y sigue siendo de los mejores.