El Oporto no pudo pasar este martes del empate sin goles (0-0) en casa en su debut en la Copa de la Liga, en un encuentro en el que el portero español Iker Casillas volvió a ser suplente. Es como si rememorara sus días negros con Mourinho en el Madrid.

Casillas, que por tercer encuentro consecutivo vivió el choque desde el banquillo tras no jugar ante el Leipzig en la Liga de Campeones y el Paços Ferreira en liga, vio como sus compañeros fueron incapaces de doblegar a Leixoes, conjunto de la Segunda División portuguesa.

Según apuntan varios medios, la decisión del entrenador Sergio Conceiçao estaría influida por el presidente del club, Pinto da Costa, que querría desprenderse del portero de Móstoles por su alto sueldo, unos 5 millones de euros. La UEFA intervino al Oporto por incumplir las normas del fair play financiero con un déficit de 51 millones de euros en 2016 y 35 millones en 2017.

Y es que deportivamente Casillas registra buenas actuaciones y buenos números: apenas tres goles en ocho partidos. Pero su entrenador, que jugó bajo las órdenes de Mourinho hace años, asegura que se trata de una decisión puramente técnica. "Si fuera un problema disciplinario, no hubiera estado entre los convocados", dijo.