La carrera estaba resultando tan soporífera que Lewis Hamilton, para no perder la concentración, se dedicó a marcar vueltas rápidas, a establecer una y otra vez récord de la pista de Paul Ricard. Hizo la pole, no titubeó en la salida, y luego imprimió un ritmo que dejó atrás fácilmente a Valtteri Bottas. El finlandés ha perdido la chispa de las primeras carreras, o simplemente, ha llegado el “hammer time”, ese modo en el que Hamilton se muestra intratable, impecable, soberbio. “No ha sido tan fácil”, se excusó al bajarse del coche: “Estaba intentando ahorrar neumáticos, ahorrar gasolinas, tenía ampollas en los delanteros, pero sí, está siendo el mejor inicio de temporada”.

Hamilton hizo lo que quiso

Hamilton hizo lo que quiso con el coche, con las gomas, con el ritmo, con las temperaturas, con el viento. Subido al portentoso Mercedes es difícil imaginar qué puede interponerse entre el chico de Stevenage y el sexto título mundial.

No será Bottas, ni Ferrari, ni tampoco Red Bull. “Estamos presionando a Pirrelli para que vuelva a los neumáticos del año pasado. Con estas gomas, nadie se puede acercar a Mercedes”, sostiene Helmut Marko. Su nuevo chico, Max Verstappen, batió con el Red Bull al Ferrari de Sebastian Vettel, al piloto que logró cuatro títulos con el coche de la bebida energética, pero que en Ferrari va de decepción en decepción. En su quinto año vestido de rojo, el problema para el alemán es que en el garaje de al lado ya no está Kimi Raikkonen, si no que ha llegado un chico de 21 años que va más rápido. Charles Leclerc superó Vettel en la clasificación por ocho décimas y no le dio ni una sola opción en carrera. E joven talento monegasco no se cebó con los Mercedes. Hizo su carrera, gestionó sus neumáticos y consiguió llegar con opciones de adelantar a Bottas en la última vuelta. Y de paso se cuidó de un undercut de Verstappen y mantuvo a Vettel por detrás a más de 15 segundos.

Lucha entre compañeros

Con Pierre Gasly muy lejos de Verstappen —se habla de que Red Bull podría sustituir al francés después del verano— la única lucha entre compañeros de equipo tuvo lugar en McLaren. Carlos Sainz adelantó a Lando Norris en la salida, y a partir de ahí, gestionó la carrera con maestría a pesar de las constantes quejas por radio de su joven compañero de 19 años. A pesar de que el equipo detuvo una vuelta antes a Norris —y le dio así la posibilidad del undercut— de forma bastante inexplicable, Sainz pudo mantenerse por delante parando un giro después gracias a que en su parada empleó un segundo menos en los boxes. La lucha entre ambos se acabó cuando un problema hidráulico dejó a Norris con el único objetivo de acabar la carrera a falta de cinco vueltas.