Sigue Antonie Griezmann enfrascado en su decisión. Una decisión sin fin. Parecía todo resuelto hace casi un año cuando poco antes de iniciar el Mundial de Rusia anunció al mundo en un documental que seguía en el Atlético de Madrid. El Barça, que se enteró tarde y mal de su decisión a pesar de que Gerard Piqué producía ese formato audiovisual, se quedó con las manos vacías.

Han pasado nueve meses y la película vuelve a su punto de partida porque el delantero francés, a sus 27 años, se asoma a la misma encrucijada. Decidiendo consigo mismo el nuevo rumbo de su carrera deportiva está Griezmann. Coincide, además, con el momento más negro del cholismo, equiparable incluso a las dos finales perdidas de Champions.

La oscuridad amenaza al Atlético, eliminado en la Copa por el Girona, a 10 puntos del Barça en la Liga y caído en Europa ante la hazaña de la Juventus de Cristiano desperciando un 2-0 favorable en la ida. Griezmann, que lleva casi cinco años en la religión cholista, se asoma al escaparate para ver que hay de lo suyo. Una temporada más. No imaginaba cuando explicó los argumentos de su decisión que tendría que reunirse tan pronto consigo mismo.

El Atlético le dio todo. Dinero (un salario superior a los 20 millones de euros netos, a la altura de las megaestrellas mundiales) y un equipo. O eso creía. En el 2017, regresó Diego Costa (55 millones de euros), en el verano del 2018 se fichó a Lemar, uno de sus mejores amigos, en lo que fue el traspaso más caro de la historia del club rojiblanco (70) y en invierno apareció Morata. Más de 100 millones invertidos para estar, justo ahora que empieza la primavera, sin nada.

Hasta Griezmann se ha quedado sin palabras. "Hemos elegido un mal día para cagarla", admitió el delantero estupefacto todavía por los tres goles de Cristiano que le privaban de aspirar a jugar una final de Champions en su casa, en el Metropolitano el próximo 1 de junio. Sin palabras y sin argumentos. "Me siento muy culpable porque no he entrado en juego, a diferencia del partido de ida donde yo ponía la pausa y marcaba el juego", añadió luego.

Sin palabra, sin argumentos y, además, sin energía. "Yo no sabía qué decirle a mi familia ni ellos tampoco a mí", declaró en Turín hace justamente una semana. Desde entonces, no se le ha vuelto a oir, a pesar de que ya ha comenzado la subasta. Habrá movimiento de estrellas este verano porque hay colosos europeos, como Madrid, París SG, Bayern Múnich, Manchester United y el propio Atlético, en proceso de necesaria reconstrucción.

Efecto dominó de estrellas

Se prepara, por lo tanto, un mercado global donde estrellas como Hazard (Chelsea), Coutinho (Barça), Mbappé y Neymar (Paris SG), Bale (Madrid) y Griezmann (Atlético) pueden provocar un efecto dominó. Si tuviera que venderlo, el club rojiblanco preferiría hacerlo antes del 1 de julio porque su precio está tasado en 200 millones. A partir de esa fecha desciende a 120, cifra más que asequible para un delantero que busca una luz distinta al cholismo.

Se apagó Antoine en España (lleva un gol en la Liga en los cinco últimos partidos) y el Barça se alejó. Se apagó Antoine en Europa (no marca desde el 28 de noviembre y pasó ante la Juventus sin dejar huella) y se secó el Atlético. El problema es que la decisión ya no sea solo exclusivamente suya .