El Girona ha conseguido por primera vez en su historia el ascenso a Primera División, gracias al empate sin goles conseguido ayer en Montilivi frente al Zaragoza, un resultado que servía a los dos equipos para conseguir sus objetivos.

El partido no tuvo ninguna historia, ya que los dos conjuntos apenas llegaron a la portería rival, en un pacto de no agresión ante 9.082 espectadores que presenciaron el histórico partido para los gerundenses. Girona y Zaragoza saltaron al césped sabiendo que un punto les valía a ambos conjuntos para conseguir los objetivos, a los locales para lograr el ascenso a Primera y el Zaragoza para mantenerse un año más en Segunda.

Ninguno de los dos conjuntos era suficientemente incisivo como para crear peligro real en la portería del contrario, Cani en el minuto ocho lo intentó desde muy lejos, pero su disparo se fue desviado a la izquierda de la meta defendida por Bounou.

Los minutos pasaban, pero nada sucedía en Montilivi, donde todo el juego se concentraba en el centro del campo, sin que hubiera ningún desmarque al espacio o ocasión. Marcelo Silva tuvo una clara opción de disparo, pero lo hizo con muy poca intención y el intento no se acercó ni a la portería local. Por parte del Girona, no se produjo ni una aproximación en la primera mitad en la que el conjunto catalán apenas consiguió cruzar el centro del campo, pese a tener más posesión que el conjunto maño.

La tónica fue la misma en la reanudación, ambos conjuntos jugaban sin ningún tipo de prisa ni aceleración, y la grada lo celebró a gusto.