Cúbrase todo de rosa, llénese la carretera de flores en recuerdo a los que hicieron grande el Giro, todos ellos desaparecidos, ciclistas de leyenda como Fausto Coppi, Gino Bartali y Marco Pantani, o más modestos, como Michale Scarponi, atropellado el mes pasado, quien debía exhibir el dorsal 21 en la edición del centenario, número declarado desierto, y cuyo nombre llevará a partir de ahora una de las cimas más entrañables y reconocidas de la ronda italiana, el Mortirolo, que se ascenderá el 23 de mayo, junto al Stelvio, en la etapa número 16, la reina de las reinas.

¿Qué se espera de este Giro? Pues el duelo entre el campeón vigente, Vincenzo Nibali, y el gran favorito, Nairo Quintana, el líder del Movistar, el equipo español que confía no solo en que su jefe de filas colombiano (el otro es Alejandro Valverde ausente de la carrera) triunfe el 28 de mayo en Milán, si no que la ronda italiana le sirva de preparación para aspirar a algo que últimamente parece imposible y que no es otra cosa que el doblete Giro-Tour que Miguel Induráin consiguió en los años 1992 y 1993.

Desde hoy, en L’Alguer, la población sarda que conserva la lengua catalana como uno de sus atractivos, hasta la contrarreloj final en las calles de Milán, aguarda un paraíso de magia en rosa con ascensiones al volcán Etna (isla de Sicilia), territorio del también ausente Alberto Contador, al Blockhaus, a Oropa (donde Pantani comenzó el último por una avería para llegar el primero, donde Piotr Ugrumov casi arrebata a Induráin el triunfo de 1993), al Passo Pordoi (donde se hundió Marino Lejarreta en 1991), al Monte Grappa, al Mortirolo (o cima Scarponi) y al Stelvio, en cuyo descenso comenzó a cimentar Quintana la victoria del 2014. «Vengo a ver si puedo ganar Giro y Tour, pero Nibali es mi rival número uno», declaró el ciclista del Movistar en Italia.

Dureza, como siempre, y Dolomitas, tan temidos por sus largas ascensiones como enigmáticos siempre porque una nevada primaveral los anule del recorrido. Mikel Landa, con una forma incierta, es la figura española, con el recuerdo de la tercera plaza que conquistó en el 2015, en la última victoria de Contador. «Llego con ganas de hacer algo importante en el Giro», palabra de Landa.

El Giro empieza con dos corredores menos. Los italianos Stefano Pirazzi y Nicola Ruffoni, ambos del equipo Bardiani-CSF, han dado positivo en un control de dopaje sorpresa fuera de la competición. Un control que ha revelado que ambos ciclistas han dado «no negativo» en el consumo de una sustancia hormonal, según La Gazzetta dello Sport.