La selección nacional de baloncesto femenino en silla logró el pasado 4 de julio todo un hito, ya que por primera vez obtuvo una plaza en los Juegos Paralímpicos por la vía deportiva. España lo consiguió al asegurarse la cuarta plaza en el Europeo de Rotterdam, la última con derecho a ir a Tokio. Aquella gesta la consiguió un conjunto que contó con la cordobesa de Cañete de las Torres Genoveva Tapia, una jugadora de 32 años que tendría de esta forma la oportunidad de convertirse en la primera mujer cordobesa en competir en los Juegos Paralímpicos.

La alegría de entonces se ha convertido en incertidumbre ocho meses más tarde, pues la participación de Tapia en Tokio no está nada clara a día de hoy. El Comité Paralímpico Internacional (CPI) ha obligado a la Federación Internacional a revisar la clasificación de las jugadoras de las categorías 4,0 y 4,5, una medida que podría dejar fuera a la cordobesa. El Comité Paralímpico Internacional avisó de que había decidido dejar fuera al baloncesto en silla de los Juegos del 2024 y que podría hacer lo mismo en Tokio si no seguía sus consignas la Federación de este deporte. Solo si cumplía con lo ordenado volvería a incluir al baloncesto en silla en el programa de París y no lo sacaría de Tokio.

Una puntuación discutida

La clasificación de deportistas es una puntuación que se le da a cada jugadora, según su nivel de discapacidad, para permitirle practicar este deporte en una competición. La puntuación máxima que se puede tener para ser considerada una jugadora de baloncesto en silla es de 4,5 que es precisamente la legalmente reconocida para Genoveva Tapia. La cañetera entró en el básket en silla al sufrir una serie de lesiones en sus rodillas que le dejaron sin competir en igualdad de condiciones con sus rivales, ya que perdió parte de la movilidad y la flexibilidad que necesita una jugadora de cierto nivel en el baloncesto de pie. Ahora sin embargo podría quedarse sin Juegos Paralímpicos, pues el CPI quiere ser muy estricto con los jugadores y jugadoras que, al tener una puntuación de 4,0 y 4,5, rozan el nivel necesario de discapacidad que permite la reglamentación para poder competir.

Lo paradójico de esta situación es que ha llegado en la fase final del ciclo olímpico, con los equipos ya clasificados desde el pasado año en sus campeonatos continentales, en lugar de haberse producido en su inicio, que sería lo más lógico. Las selecciones pueden verse ahora en la obligada tesitura de dejar fuera a componentes de las plantillas que formaron parte de las que se ganaron una plaza olímpica.

Antes de empezar la actual crisis del coronavirus, la Federación Española inició el proceso para revisar las condiciones de cada una de los jugadores de las categorías 4,0 y 4,5. Posteriormente estaba previsto que pasara toda la documentación a la Federación Internacional para que se lo reenviara al CPI. El Comité Paralímpico Internacional aseguró que revisaría todos los casos y tomaría una decisión durante el mes de mayo. Con todo parado por la crisis del coronavirus podría tardar ahora más en comunicar su postura definitiva al respecto.

El malestar de Genoveva Tapia

Genoveva Tapia ha manifestado su malestar por esta medida en unas declaraciones a este diario. Según ella, “se ha jugado con la reglamentación actual siempre en los Juegos y ahora quieren cambiarla unos meses antes de Tokio, lo que no entiendo”. La cañetera se queja sobre todo de que “se jugó la selección la clasificación olímpica con un sistema que ahora resulta que no vale. Es injusto para todos los equipos. Para uno como el nuestro que a lo mejor no puede ir a Tokio con el equipo que se clasificó pero también para otros que con un sistema diferente se podrían haber ganado su plaza y no estarán en los Juegos. Lo lógico es hacer los cambios que sean en el inicio del ciclo olímpico, no casi al final”.

No es la primera vez que Genoveva Tapia se encuentra con un problema burocrático como obstáculo para competir. Ya en el que iba a ser su estreno con la selección en una gran competición, el Europeo de Tenerife de 2017, no pudo jugar, estando ya en la ciudad canaria concentrada, por no haber sido tramitada la documentación de su entonces nueva licencia internacional por un error administrativo.

A la espera en Madrid

La cordobesa está por ello con una doble incertidumbre en su domicilio de Madrid, pues aguarda a que pase la crisis del coronavirus y a que le comuniquen si podrá o no participar en Tokio. Mientras hace ejercicio en casa “siguiendo vídeos de Youtube”. Sobre el aplazamiento de los Juegos señala que “no había otra solución que tomar con lo que está pasando”.