El principal responsable del fichaje de Florin Andone rememora que el ascenso supuso un antes y un después. De trabajar con cierta normalidad pasó a un estatus muy diferente. «Fue un mes tumultuoso», el de julio del 2014. «Teníamos diferencias de criterio al confeccionar la plantilla. Yo tenía una mentalidad más defensiva y Ferrer otra más ofensiva. Carlos González me dijo que tuviera paciencia», cuando fue apartado de las decisiones sobre el plantel. «Podía haber dimitido, haberme ido, pero seguí», reconoce. «Fui director deportivo desde Preferente a Primera, pasando por todas las categorías, por lo que para mí era muy doloroso irme», se justifica, aunque «ahora que ha pasado todo igual tuve que tomar esa decisión, pero preferí seguir en pretemporada. Aguanté y es mi responsabilidad».

«La plantilla no tenía nada que ver con mis ideas, pero si las cosas le salían mal a Ferrer nos salían mal a todos, participáramos o no», comenta el exdirector deportivo del Córdoba, que explica que «en enero sí tuve más fuerza, Carlos González me volvió a dar su confianza e intentamos arreglar lo que pudimos». Así, llegaron «Bebé, Khrim, Edimar, Heldon Ramos... Con la llegada de Djukic y los fichajes salimos de la zona de descenso. Jugamos buenos partidos contra el Real Madrid y el Atlético de Madrid, el equipo era más compacto y tenía velocidad en bandas», valora el cartagenero. Sin embargo, «en febrero o marzo, con tantas nacionalidades, tantos jugadores jóvenes y cedidos y alguna situación de vestuario que no se llevó bien por parte del club, que no gestionamos bien, se convirtió todo en una caída libre», se lamenta.

«Tanto joven y cedido suponía un riesgo en mayúscula, nos faltó compromiso y, al final, se dejó caer al equipo hasta que descendió», recuerda. González le ofreció renovar dos años, después del descenso, pero «por unas cosas y otras, pensaría más asuntos, el caso es que no llegamos a un acuerdo», comenta un Pedro Cordero que sigue la actualidad de su exclub.