Francia tiene una flor que va más allá del poder y los éxitos del fútbol. Cuando el país se había tranquilizado, cuando ya solo se empezaba a hablar de Tour con el balón aparcado, los franceses empezaron a gozar de su carrera ciclista para entregarse al nuevo ídolo del pedal, siempre con permiso de Romain Bardet, que se llama Julian Alaphilippe (26 años) y que obsequió a los aficionados locales con la victoria en la primera etapa alpina.

Quisieron los grandes líderes de este Tour tomarse el día de tregua y hasta provocar un retraso en el horario previsto, aunque lejos de ir parados, porque tuvieron que superar los primeros cuatro puertos serios de esta edición. Sin embargo, corrieron pensando más en la cita de hoy en La Rosière y, sobre todo, en la etapa de mañana, con el encuentro siempre mágico de Alpe d’Huez.

Nadie, entre los grandes, se movió. Todos subieron a rueda del Sky, todos quisieron reconocerse, escuchar las respiraciones, ver las caras, esas caras que siempre observaba Miguel Induráin para percatarse de quién iba mal o quién se atrevería a atacarlo en una jornada como la vivida en Le Grand Bornand, en el corazón alpino.

Y todos, los mismos que se vigilaban entre sí, permitieron la primera fuga de montaña en la que se colocó Alaphilippe, para sumar su primera victoria -y a buen seguro que no la última- en el Tour.

En un día en el que el regalo al público --no a los corredores-- de colocar un tramo de casi dos kilómetros sin asfaltar en el Plateau des Glières, no sirvió para mover la carrera. Solo uno entre los favoritos, Rigo Urán, se descolgó para comenzar a despedirse de volver a repetir el podio conseguido hace un año en los Campos Elíseos. Urán, castigado por dos caídas en los adoquines y con una rodilla dañada, entregó más de tres minutos y dejó a Colombia con un único candidato, Nairo Quintana, para destacar en lo más alto de la clasificación general.

Fue la etapa de Alaphilippe, el primer ciclista que noqueó a Alejandro Valverde en su cuesta preferida, el Muro de Huy, donde todos los años se resuelve la clásica de la Flecha Valona, que siempre ganaba, hasta este mes de abril, el corredor murciano.

El estruendo de la meta, de los seguidores franceses, resonó en los valles alpinos. Confían en Bardet para ganar otra vez el Tour, para buscar un sustituto a Bernard Hinault, el último francés, por allá 1985, que llegó vestido de amarillo a París.

Bardet, por un día, no pasó por problemas para cumplimentar la etapa a rueda del Sky y al lado de los tres líderes del Movistar, que siguen intactos y, por ahora, Valverde, Quintana y Landa tan unidos que ya han situado a su líder en la tabla por escuadras.