El mítico atleta estadounidense Bobby Joe Morrow ha fallecido a los 84 años por causas naturales en su casa de San Benito (Texas). Morrow, que fue plusmarquista mundial de 100 y los 200 metros lisos, es recordado por conquistar el oro olímpico en las tres pruebas que disputó en los Juegos Olímpicos de Melbourne de 1956 (100, 200 y 4x100), una gesta que nadie había logrado desde que lo hiciera Jesse Owens en los Juegos de Berlín de 1936.

Morrow, homenajeado en el estadio que lleva su nombre en San Benito en 2006, en el 50º aniversario de su gesta. / LYNN HERMOSA (AP)

La Federación Internacional (World Athletics) ha lamentado la pérdida de un atleta que marcó una época y que triunfó en los JJOO de Melbourne cuando aún era un estudiante de la Abilene Christian University. Morrow se convirtió en una auténtica referencia y personalidad. De hecho el estadio de la ciudad lleva su nombre y fue incluido en el salón de la fama del atletismo estadounidense en 1989.

Morrow recibe el testigo de Thane Baker en la disputa del 4x100 de los Juegos de Melbourne-1956. / AP

Su fallecimiento, este sábado, ha causado numerosas reacciones de condolencia, entre ellas la de la Federación Internacional, que recuerda también sus once récords mundiales y con sus tres oros en Melbourne le une a otros mitos como Jesse Owens (1936), Carl Lewis (1984) y Usain Bolt (2012 y 2016).

Nacido en Harlingen en 1935, se crió y vivió en San Benito, donde comenzó a jugar al fútbol americano, pero posteriormente pasó al atletismo y captó la atención de numerosas poderosas universidades, pero decidió quedarse en la de su estado de Texas, la Abilene Christian University.

Morrow muestra a su esposa una de las medallas de oro conquistadas en Melborne a su llegada a Los Ángeles. / AP

Su éxito en Melbourne, con tan solo 20 años, llegó incluso después de haber contraído un virus días antes que le hizo perder peso. En los dos años siguientes acumuló más triunfos y más récords mundiales y tras retirarse en 1958 trató de volver en 1960 y clasificarse para los Juegos, pero una lesión muscular le impidió competir en las pruebas de selección y finalmente, pese a que iba a acudir como reserva, no entró en el equipo para Roma.

Dolido por aquella decisión final optó por retirarse definitivamente del deporte. Incluso llegó a hablar con Robert Kennedy y en el Senado sobre estas frustraciones. Regresó a su ciudad de San Benito, donde trabajó como granjero y carpintero.