El exjugador del Córdoba José Antonio Reyes falleció ayer en un accidente de tráfico en la autovía A-376, de Sevilla a Utrera, al salirse de la calzada e incendiarse el vehículo en el que viajaba. También pereció un primo del futbolista, según comunicó el Ayuntamiento de Utrera, mientras que el propio Sevilla FC, club en el que Reyes se formó, confirmó en un comunicado que se trata de Jonathan Reyes, primo del jugador. Un segundo primo se encontraba al cierre de esta edición muy grave, con quemaduras en el 60% de su cuerpo.

Deja este mundo un futbolista que a sus 35 años de edad lo había ganado prácticamente todo en una carrera en la que vistió las camisetas de clubs de la importancia del Real Madrid, el Arsenal, el Benfica o el Atlético de Madrid. En su haber, una Eurocopa sub19, una Premier League, una Copa inglesa, una Community Shield (Supercopa inglesa), una Liga española, una Copa portuguesa, cinco títulos de Liga Europa y una Supercopa europea.

Sin embargo, los hinchas cordobeses recordarán siempre, por encima de todos esos éxitos, entre los que hay que incluir una participación en la Copa del Mundo de fútbol con España, en 2006, su paso por el Córdoba. Reyes firmó en los últimos días del mercado invernal invernal de la temporada 2017/18 con el club blanquiverde, por entonces hundido en la zona de descenso, y llegó «para intentar salvarlo, porque lo que quiero es lo mejor para el Córdoba, para eso vine», afirmó semanas después en una entrevista con este periódico.

En esa misma entrevista no rehuyó de la polémica por los colores blanquiverdes de la zamarra cordobesista, similares a los del Betis, eterno rival del Sevilla en el que el utrerano se formó y con el que posteriormente fue tricampeón de Liga Europa. «Bueno, al fin y al cabo, los colores son lo de menos. Es verdad que yo soy sevillista y siempre lo voy a ser, pero ahora defiendo al Córdoba, que viste de blanco y verde. Es diferente al Betis, pero bueno, los colores como he dicho son lo de menos», aseguró con alguna que otra risa entre medias

Una ciudad, la califal, a la que se adaptó bastante pronto, aunque reconoció que sus amigos no se creían que fuese a fichar por el Córdoba tras toda una carrera ganando títulos nacionales e internacionales. «No se lo creían, sinceramente, pero en la vida hay que hacer muchas cosas y cuando dije que me iba al Córdoba me respondían ‘no me mientas, dime la verdad’. Y yo les decía que era verdad, que me venía al Córdoba. Un equipo andaluz, cerca de casa, al que le tengo aprecio de siempre, y me hacía ilusión intentar salvar al Córdoba».

Y tanto que lo salvó. En las cifras frías -un gol y cuatro asistencias en 17 partidos- no se explica la aportación de Reyes a la salvación milagrosa del Córdoba la pasada temporada. Su único tanto con la zamarra blanquiverde se lo anotó al Huesca en un encuentro que finalizó con derrota por 2-4. No obstante, su calidad y la capacidad que tuvo para aportar asistencias y pases exquisitos en fase ofensiva durante aquella recta final de gratísimo recuerdo en la afición cordobesista quedan ya para la memoria. Su capacidad de asistir a Aythami en varias jugadas a balón parado claves para aquella salvación no caerán en el olvido. Aquella falta botada con una suavidad y una comba mágicas para el remate del canario directo a las mallas en Tarragona, que sirvió para derrotar a un rival directo, el Nástic, ya es parte de la historia del Córdoba.

Igual que su despedida de El Arcángel con una atronadora ovación durante la segunda parte del Córdoba-Sporting de la pasada temporada, partido en el que se consumó la permanencia. Hoy hace justo un año de aquella cita para el recuerdo. El 2 de junio del 2018 Alfaro sustituía a Reyes en el minuto 71, con el marcador ya encarrilado (el Córdoba vencía por 2-0 y acabaría marcando un tercer tanto). El coliseo ribereño, lleno hasta los topes, estallaba de alegría y los más de 20.000 espectadores aplaudían orgullosos al utrerano, uno de los héroes de la permanencia.

Posteriormente visitaría con asiduidad el estadio del Córdoba durante esta temporada 2018/19, en la que estuvo jugando en China antes de irse al Extremadura, club en el que estaba en activo en el momento de su fallecimiento. Hace dos semanas, en el partido ante el Nástic, estuvo en un palco privado de El Arcángel. Allí se despidió sin saberlo del cordobesismo y lo hizo viendo una de las pocas victorias de la campaña. Descanse en paz el mago utrerano.