De Reyes a Reyes. Ver al Córdoba en el Nou Esadi de Tarragona, durante los primeros minutos, obligaba a recordar la última visita blanquiverde a los granas y aquellos maravillosos 40 minutos que ofreció José Antonio Reyes para que su equipo se pusiera por delante en el marcador. No solo eso. También para comprobar cómo el utrerano mediatizaba todo el juego, no solo el de su equipo, también el del rival, que progresivamente reculaba más y más cuanto más balón tocaba aquel jugador con el 9 a la espalda y que unos meses antes había llegado pasadísimo de peso. Con el marcador en franquía y tras sufrir la enésima tarascada del rival de turno Reyes miró a la banda y pidió el cambio porque había demostrado a los críticos, a los agoreros y a los que miraron con más que desconfianza su fichaje que no llegó para pasearse y, además, corría peligro de terminar la temporada allí, en aquel momento.

En el Día de Reyes regresó el Córdoba a Tarragona y la cosa fue muy diferente. Llegaba el equipo de Curro Torres con la alegría de la goleada a Las Palmas, que servía de refuerzo para todo lo que hacía este Córdoba desde su llegada, pero aún con conceptos por atornillar y, sobre todo, con demasiadas ausencias. Blati Touré, que fue el mejor ante los canarios, continúa perdido en Costa de Marfil; Javi Galán y Jovanovic no pudieron entrar ni en la lista por gripe; Aythami tuvo que ser descartado minutos antes del encuentro por un proceso febril, mientras que Javi Lara afronta la última fase de su recuperación. El técnico blanquiverde se vio obligado a tirar de Álvaro Aguado para la medular durante 90 minutos y el jiennense demostró que tanto tiempo de inactividad ha de notarse, sobre todo en un partido de esos de tensión, de rechace y «pata dura», esos partidos que, generalmente, se hacen más complicados en el aspecto mental que en el físico, incluso, aunque a pesar de esos contratiempos el conjunto blanquiverde logró mantener durante una hora de partido la igualdad en el marcador y prácticamente en el juego. Porque lo único que hizo el Nástic digno de mención en los primeros 45 minutos se produjo en los inicios, con un pase de Salva a la espalda de la defensa blanquiverde que dejó a Luis Suárez solo ante Carlos Abad, pero el delantero grana cruzó demasiado el balón. El Córdoba tuvo más posesión, pero en terrenos facilones, mientras que los catalanes intentaban ser más verticales. Merodeaban el área de Carlos Abad, Manu Barreiro generaba muchos problemas a los centrales cordobesistas, pero poco más. Ni ocasiones claras ni juego vistoso, más bien lo contrario. Un partido que si bien para el Nástic era una final, para el Córdoba debía ser una semifinal, ya que un triunfo hubiera supuesto un duro golpe a un rival directo.

Así pareció entenderlo el equipo tras su paso por vestuarios, porque nada más ponerse de nuevo el balón en juego Piovaccari tuvo el 0-1 en sus piernas. El italiano recibió en línea de tres cuartos un pase de De las Cuevas, avanzó deshaciéndose de dos rivales y se plantó en el área rival prácticamente solo, pero no pudo superar a Bernabé, el mejor de los granas anoche.

Jaime Romero cae al suelo al disputar un balón con Fali, en presencia de Pérez Pallás. Foto: LOF

El Nástic respondió con un cabezazo de Manu Barreiro, que remataba una falta desde la esquina botada por Fali. Y en una sensación constante de igualdad, con la tensión empezando a asomar en el equipo de Enrique Martín, llegó el grave error de Miguel de las Cuevas que, finalmente, decidiría el partido. El alicantino, como último hombre del equipo, perdió el balón entre Thioune y Luis Suárez. El delantero se marchó en vertical a buscar a Carlos Abad y De las Cuevas -el segundo jugador más veterano del equipo-le agarró descaradamente. Pérez Pallás expulsó al jugador blanquiverde y señaló golpe franco directo en la frontal del área. El lanzamiento de Fali, por la escuadra, resultó imparable para el arquero blanquiverde.

Tras una hora de trabajo al Córdoba se le desmontó un chiringuito que, por todo lo que venía arrastrando hasta la previa, se veía cogido con alfileres. Con media hora por delante y en inferioridad numérica el Córdoba tiró de lo único que no debía tirar: del desorden. Fuera por una intención clara de que todo ya estaba probado y no había mucho más o se llegara a esa solución por la vía del corazón y olvidar todo lo anterior, los jugadores blanquiverdes (ayer de azul) intentaron irse hacia adelante sin ton ni son, dejando atrás espacios suficientes como para que el Nástic cerrara el encuentro definitivamente. No lo hizo porque Pol se encontró con el palo (min. 88) y porque Luis Suárez necesita, como mínimo, más ocasiones que Piovaccari para anotar. El delantero grana la tuvo antes del minuto 70, con un disparo desviado, también en el minuto 75, que le sacó Carlos Abad y otra más, tiempo después, en una opción en la que se quedó en fuera de juego tras una finalización penosa del Nástic. Sí, el Córdoba también tuvo dos, ambas en los pies de Piovaccari -el jugador más veterano del equipo.. La primera, se la sacó Salva cuando el italiano se disponía a fusilar a Bernabé en una acción en la que los blanquiverdes reclamaron penalti -al igual que uno, clarísimo, de Loureiro a Pol, minutos después-, y otra en una chilena espectacular desde la frontal del área a la que respondió Bernabé con una mano prodigiosa.

De un partido con Reyes a un partido de Reyes, ambos para no olvidar. Porque de este último se han de valorar los problemas, no pocos, de este Córdoba, pero también se han de tomar muchas notas. Una, que a este equipo ni la experiencia le vale.

Gimnàstic de Tarragona - Córdoba (1-0)

Gimnàstic: Bernabé Barragán; Salva, Fali, Djetei, Abrahám; Pipa (Pol Valentín, min.83), Thioune, Imanol, Javi Jiménez (Brugui, min.66); Luis Suárez y Manu Barreiro (Uche, min.74)

Córdoba: Carlos Abad; Loureiro, Luis Muñoz, Quintanilla, Quezada (Valentín, min.78); De las Cuevas, Álex Vallejo (Quim Araujo, min.67), Aguado; Jaime Romero, Piovaccari y Sebas (Andrés Martín, min.64).

Gol: 1-0, min.58: Fali.

Árbitro: David Pérez Pallas, (comité gallego). Mostró cartulina amarilla a Bernabé (min.32) y Thioune (min.52), por parte local; y a Jaime (min.32) y Aguado (min.41) por parte visitante. Expulsó al visitante De las Cuevas (min.56).

Incidencias: encuentro de la vigésima jornada de Segunda División disputado en el Nou Estadi de Tarragona ante 5.211 espectadores.