La selección española de baloncesto disputará su primer partido de clasificación para el Mundial 2019 en Podgorica ante Montenegro, un experimento con gaseosa y sin los mejores jugadores que podría explotar si no se consigue el objetivo.

El equipo español será novedoso. Ningún jugador del pasado Eurobasket estará a las órdenes del seleccionador Sergio Scariolo. No estará ninguno de los que están en la NBA, ni ninguno de los de equipos de Euroliga.

Aun así el equipo tiene mimbres para que el objetivo de la clasificación sea posible, también, en parte, porque el resto de selecciones tienen parecidos problemas.

Será, por decirlo de alguna manera, una clasificación de perfil bajo, profundo, hondo, porque después, los equipos que se clasifiquen acudirán a China a disputar el Mundial con los mejores.

Este es el escenario que se plantea en las ya famosas ventanas con equipos aligerados de calidad por la tozudez de FIBA y Euroliga, que han sido incapaces de ponerse de acuerdo.

La NBA está fuera de todo esto. La FIBA lo dijo desde el primer momento y ese es el problema. NBA no y el resto a pasar por el aro por el bien del baloncesto y de los aficionados, este es el argumento de FIBA. O todos o ninguno, es el de Euroliga. El resultado, selecciones irreconocibles, espectáculo disminuido, interés casi nulo y consecuencias impredecibles.

España ha apelado a la veteranía de Albert Oliver, que debutará con 39 años en el equipo nacional, a la de Fran Vázquez, que vuelve al equipo siete años después tras jugar el Mundial 2010 en Turquía y a la pujanza de exiliados como Quino Colom, además de a la juventud de promesas como Xabier López-Aróstegui, Jonathan Barreiro o Pere Tomás.

En Montenegro estarán siete jugadores que disputaron el Eurobasket, pero pierden a sus mejores figuras. No están Tyrece Rice, Nicola Vucevic, Marko Todorovic, Bojan Dubljevic y Dino Radoncic. Palabras mayores.

Así las cosas, España puede ganar en Podgorica pero también perder. En cinco días de concentración y entrenamientos Scariolo ha tenido que coser un equipo con alfileres. Eso sí, todos saben que caso de conseguirse la clasificación, ninguno estará en el Mundial. Un papelón para los jugadores y para el seleccionador.