Cuando Enric Mas (23 años) era pequeño y comenzó a rodar en bici por las carreteras del noreste de Mallorca muchas veces pasaba por la ruta que va de Artà a Capdepera. Una carretera, por otro lado, que ni es ni mucho más peligrosa que otras tantas que hay por la mayor de las islas Baleares. Después, cuando conoció a su novia, se instaló en Valldemossa, la bonita localidad de la Costa Nord, que primero encandiló a Frederic Chopin y George Sand y mucho más tarde a Michael Douglas.

Por la carretera que vio crecer a Mas, mucho antes que soñase que un día estrenaría su palmarés profesional ganando la etapa reina de la ahora llamada Itzulia, la vieja Vuelta al País Vasco, una mañana del mes de abril del 2018, una conductora que dio positivo en la prueba de drogas, atropelló a un grupo de cicloturistas alemanes. Uno de ellos, uno de tantos que quiso disfrutar del paraíso ciclista mallorquín, murió en el hospital y hasta ocho más resultaron heridos en un accidente que nunca debió suceder.

UN MINUTO DE SILENCIO

Mas, como el resto de ciclistas de la Itzulia, guardó este sábado un minuto de silencio antes de que la sexta y última etapa de la prueba buscase la ruta del santuario de Arrate. Y Mas, con libertad, con la frescura en unas piernas que quieren convertirse en toda una referencia del pelotón mundial cuando aparece una montaña, se coló en la fuga buena para atacar en el momento decisivo de la carrera y apuntarse la primera victoria profesional.

Ya hace tiempo que no es un desconocido. Lo fichó Alberto Contador para su escuela ciclista, lo contrató más tarde el conjunto Quick Step, el que gana en todas partes --incluso puede hacerlo este domingo en la París-Roubaix-- y pocos días antes de retirarse lo eligió como su sucesor.

AMIGO DE MARC SOLER

Algo más joven que Marc Soler, con quien guarda una buena amistad, Mas es diferente. Soler es el ciclista todoterreno (este domingo se estrena en los adoquines del 'Infierno del Norte'), el que sube, el que se mueve con fuerza por el llano y el que cumple en las contrarrelojes. Mas es el prototipo de escalador fino, como lo era Contador y como lo es también Mikel Landa, segundo en la etapa final y en la clasificación final, y quien esta preparando a conciencia su estreno en el Tour vistiendo el color azul del Movistar.

Ganó la ronda vasca Primoz Roglic, un interesante ciclista esloveno, aunque sufrió de lo lindo por el azote de Landa, en colaboración con Nairo Quintana. Le faltó a Landa un poco de finura en la primera etapa y mayor soltura en la contrarreloj, donde este año no acaba de despertar y algo que deberá corregir y mejorar pensando en el Tour.