Después de 33 jornadas, la Liga solo se decide en cinco partidos. El clásico restableció la igualdad de puntos entre el Barça y el Madrid, aunque los blancos dispondrán del beneficio de un encuentro más (el aplazado frente al Celta) que puede desequilibrar la balanza. Una mini Liga en la que, ahora sí, está prohibido cualquier error.

Y el miedo a ese nuevo fallo que pudiera resultar definitivo inquieta a Luis Enrique y Zinedine Zidane por las consecuencias que comportará. Las principales, obviamente, es la pérdida del título ante el gran rival; las posteriores residirán en la carga de críticas que les espera. Luis Enrique llegó al Bernabéu azotado tras la eliminación ante la Juventus; Zidane salió del estadio blanco el domingo con una derrota que erosiona como pocas.

«Tenemos nuestro destino en nuestra mano. No dependemos de nadie para nada y vamos a seguir trabajando como hasta ahora», proclamó Zidane tratando de dar una imagen de firmeza como la empleada al defender la alineación de Gareth Bale. El galés duró en el campo media hora al sufrir una nueva lesión muscular. Zidane aseguró que no se arrepentía de haber confiado en Bale ni de las decisiones que tomó en el clásico.

La misma frase que emplea Luis Enrique para defender las suyas. Las del domingo le sonrieron todas, aunque apenas resaltaran por las llamativas intervenciones de Ter Stegen y Messi en cada portería. El técnico azulgrana solo le pide, le ruega, a su equipo que adquiera la regularidad que le ha faltado hasta ahora. Es decir, que gane los cinco partidos que quedan.

Como después de cada gran victoria ha venido un sonoro batacazo, Luis Enrique quiso subrayar de Osasuna la condición de rival «peligroso», aunque es el colista y puede certificar su descenso si pierde en el Camp Nou y ganar el Leganés. «Siempre se producen resultados sorpresa, que nadie se espera, y tenemos que estar preparados». Esa preparación, a estas alturas, no se dedica a las prevenir virtudes del rival, sino a procurar que el Barça dé su mejor versión. Con los hombres más fiables. Nadie como Messi en esa categoría. Al técnico no le apena dejar de entrenar al astro ahora que enfila su despedida del banquillo.

Muy pocos cambios registrará la alineación respecto a la que ganó el clásico. La china del descanso tal vez le toque por tradición a Iniesta, que ha disputado dos partidos consecutivos. Está por ver si Alcácer disfruta de la última oportunidad de ser titular en lugar de Neymar, que acabará su sanción ante Osasuna.

La ausencia de Neymar es un alivio para el club navarro. Bastante tiene con Messi. Su tercer entrenador de la temporada, Petar Vasiljevic, cree que a Leo solo se le puede parar «con esposas y pistola».

El técnico entiende que a sus muchachos les espera un partido «feo». Sobretodo, después del clásico porque el Barça se ha reanimado, ha elevado su nivel «y no puede volver a fallar ante su público». Ni el suyo ante Osasuna, Villarreal y Eibar ni ante el del Espanyol y el del Las Palmas, que son las únicas salidas. El Madrid jugará fuera en A Coruña, Granada, Vigo y Málaga; el Bernabéu se abrirá para recibir al Valencia y al Sevilla. La cita de Galicia obliga a Zidane a hacer cambios, pero ninguna rectificación.

«No me arrepiento absolutamente de nada. Haría lo mismo. Hicimos un gran partido. Errores sí cometimos, yo el primero. De cara al mundo, los dos equipos hicieron un gran partido, ganaron ellos y se acabó el tema... Lo digo molesto porque no me gusta perder», aseguró Zizou.