El baloncesto cordobés, tan escaso en gestas para guardar en el baúl de los recuerdos, rememora hoy una de las hazañas más extraordinarias vistas a un jugador perteneciente a una escuadra de la provincia. Hoy se cumplen 20 años desde que el 23 de enero de 1988 el alero Derrick Gervin anotara 64 puntos en un partido de la segunda categoría nacional. La hazaña de Gervin tuvo lugar en el partido Diario CORDOBA Cajasur-Ferrys Lliria de la primera jornada de la segunda fase de la Primera B ante 1.800 espectadores. Aquel choque acabó con una victoria cordobesa por 110-98. Hablamos de la anotación más alta conseguida por un jugador de un club cordobés en la segunda división española en los 72 años de existencia de este deporte en la provincia de Córdoba.

Derrick Gervin era un alero de 2,03 de altura y 22 años que llegó a Córdoba el 26 de agosto de 1987 para jugar un partido ante el Cajasur con un equipo denominado Larios All-Star. Este conjunto lo formaban jugadores estadounidenses que venían a España con la intención de buscarse un equipo. Tras anotar 53 puntos en el duelo que ganó el Larios All-Star por un increíble 120-182 al Cajasur, Gervin fichó por el equipo que ya entonces presidía el sempiterno Andrés López.

El hermano de uno de los mejores aleros de la historia de la NBA, George Gervin, debutó en la Primera B con el Cajasur metiéndole 61 puntos al Badajoz. Al final de la campaña anotó 1.760 puntos en 38 partidos, acreditando una media impresionante de 46,3 puntos por encuentro. Pero aquel Cajasur bajó principalmente porque la defensa cajista era muy pobre y la dependencia en ataque de Gervin era excesiva. La carrera de Gervin llegó a su punto culminante cuando tras abandonar Córdoba jugó dos temporadas en los New Jersey Nets de la NBA. Posteriormente, fichó por un conjunto israelita, siendo varios años el máximo anotador de esa competición que tradicionalmente ha dominado el Maccabi.

Su entrenador en aquel Cajasur, Abilio Antolín, cuenta que "era un jugador genial, sin duda un NBA puro. Vino marcado por unos problemas en las drogas y quizás por ello no se asentó en la mejor liga del mundo. Era un fuera de serie. Anotaba de siete y ocho metros con una tremenda facilidad y tanto técnica como físicamente era un portento. Solo le faltaba quizás mentalización para la defensa".

Por su parte, el jugador cordobés más emblemático de aquella plantilla, el ex pívot Manolo García, relata que "no he visto a nadie ni en directo ni por la televisión anotar con tanta facilidad. Fue un lujo compartir una temporada con él pues te sorprendía con cosas extraordinarias en cualquier entrenamiento". García apunta, además, que "nunca llegó a adaptarse a nuestra defensa por lo que se terminó diciendo que el Cajasur atacaba con Gervin y defendía con cuatro. Al final terminamos bajando".