El 'Dutch Reach' (alcance holandés) es una manera de abrir la puerta que se ha exportado desde Holanda y que ha funcionado más de 50 años en el país neerlandés, en el que los conductores son entrenados para utilizar esta técnica. El éxito reside en la simpleza del gesto. En lugar de abrir la puerta con la mano cercana al tirador que lo acciona, el 'Dutch Reach' propone realizar la acción con la mano contraria, forzando así a la persona que va a salir del automóvil a mirar atrás para saber si viene alguien, evitando el punto muerto que se produce normalmente en el espejo retrovisor.

Los accidentes en ciudad con ciclistas suponen, según la DGT, el 70% del total de los accidentes en bici. Las vías urbanas y sobre todo los carriles bicis encuentran en los automóviles aparcados uno de sus mayores peligros. Este tipo de accidentes en los que un ciclista sale volando tras chocar de bruces con la puerta de un coche que se ha abierto de improvisto son cada día más comunes por desgracia. En las ciudades, en las que el número de usuarios de las bicicletas ha aumentado considerablemente en los últimos diez años, esta escena se repite día a día y no es raro conocer a alguien al que le haya pasado o incluso, haberlo experimentado en la propia piel.

UN SIMPLE GESTO

Un simple gesto, una simple manera de cambiar los hábitos, puede suponer la reducción de un peligro constante que acecha a la parte más débil de la circulación: el ciclista. Es una cuestión de educación. En Holanda, los niños también aprenden esta forma de abrir la puerta del automóvil, incluso como pasajeros, porque al final cualquiera de las puertas del vehículo puede ser potencialmente problemática.

Este problema no solo atañe a la seguridad de los ciclistas. Los motoristas son otro colectivo que puede verse muy beneficiado de la inclusión de este pequeño gesto en la rutina a la hora de salir del vehículo.