Muchos son los nombres que han sobresalido en los Mundiales de natación, sellados este fin de semana en Budapest con 11 nuevos récords del mundo. Pero ninguno iguala en brillo al de Caeleb Dressel, el nuevo prodigio del esprint estadounidense de solo 20 años.

Por encima de Katie Ledecky (cinco oros y una plata), Sarah Sjöstrom (tres oros, una plata), Lilly King (cuatros oros) o Mireia Belmonte (un oro, dos platas) en la competición femenina o de Adam Peaty (dos oros, una plata), Sun Yang o Chase Kalisz (dos oros) en la masculina, ha emergido el talento de este portento de Green Cove Springs (Florida).

Minutos después de firmar el sábado una hazaña inédita en los campeonatos y sumar tres medallas de oro en un margen de apenas dos horas (el 50 libre, el 100 mariposa y el relevo 4x100 mixto), recibió un mensaje de felicitación de Michael Phelps, el nadador más grande de la historia olímpica con sus 23 títulos. «En ese mensaje me felicitaba y me decía ‘espléndido trabajo’. Michael es un referente sagrado para mí».

A los Juegos de Río, Dressel acudió como uno de los talentos más prometedores de la natación estadounidense. Pero no pudo apropiarse del escenario. Se colgó dos oros en las dos pruebas de relevos al lado de su idolo. Y en la final de los 100 libre tuvo que conformarse con la sexta plaza.

A partir de ahora será muy difícil, sin embargo, que escape a las comparaciones con el propio Phelps después de colgarse en Budapest siete medallas de oro, las mismas que obtuvo el nadador de Baltimore en los Mundiales de Melbourne del 2007.

Así como la natación femenina cuenta con una reina indiscutible en la estadounidense Katie Ledecky (solo ha cedido en Budapest ante la italiana Federica Pellegrini en el 200 libre), en la competición masculina se había producido un vacío tras la retirada de Phelps y el declive de Ryan Lochte. Dressel llega a tiempo para llenarlo gracias a un registro extraordinario, para el que ha contado con una ayuda adicional: los relevos mixtos, una modalidad que no existía cuando Phelps competía.

Muy religioso

«Supongo que las comparaciones son inevitables, pero no soy como Michael. No sé si va a ayudarme tampoco esa comparación, pero sé que pasará», admite Dressel, criado en un rancho a las afueras de Jacksonville (Florida), en el seno de una familia numerosa, conservadora y muy religiosa.

Prueba de ello es un llamativo tatuaje que luce en el hombro izquierdo, una águila con las alas desplegadas por encima de una bandera americana y que como él se ha encargado de explicar es una alegoría de un versículo de la Biblia (Isaías 40:31). «Pero los que esperan en el señor renovarán sus fuerzas; se remontarán con alas como las águilas».

Sus tres hermanos (Tyler, Sherridin y Kaitlin), se dedican también a la natación por la influencia de su padre, Michael, aunque se recuerda a Caeleb desde pequeño como un niño hiperactivo y con un interés por todos los deportes. Así llegó a manos del catalán Sergi López, medallista en los Juegos de Seúl -88, el director de natación de la exclusiva escuela Bolles de Jacksonville, antes de dar el salto a la Universidad de Florida, donde está a las órdenes de Gregg Troy, el entrenador de Ray Lochte, donde se ha convertido en un prodigio físico gracias a su concienzudo trabajo en el gimnasio.

«Dios me dio un talento extra y no puedo pensar que el mérito es mío», explica, con modestia, acerca de su progresión. «Es por mérito de mi entrenador, de mi familia de mis padres que trabajaron más que yo para que siga nadando».