Como si de un convite de boda se tratase, todo estaba listo para la llegada de los aficionados de la peña recreativista El Milenio, a eso de las dos de la tarde, tras la finalización del partido entre Córdoba B y Recreativo de Huelva en El Arcángel. Largas mesas repletas de chacinas, mariscos y queso, además del típico salmorejo cordobés, eran el pistoletazo de salida a una tarde que se prolongó, y de qué manera, en el polígono de Las Quemadas, en la sede de la peña cordobesista Sentimiento Blanquiverde.

Porque ya viene de lejos, y con el tiempo se refuerza, la hermandad existente entre cordobesismo y recreativismo, patente desde luego para todo aquel que se acercase al lugar. Mucha cerveza, buena comida (no faltó el típico perol cordobés), ambiente sensacional y hasta un vídeo con bonitas imágenes de integrantes de ambas peñas, fueron solo el principio de un acto especial.

Desde luego, ambas aficiones habrían preferido que aquella reunión de hermanamiento se diese con sus dos primeros equipos en Primera, pero nada más lejos de la realidad. El Decano del fútbol español camina en sus horas más bajas por la zona baja de la Segunda División B, con una entidad en la ruina financiera. El Córdoba, por su parte, combate con las escasas armas de que dispone para eludir un descenso a Segunda B que generaría para la temporada que viene probablemente las mismas de unión, pero con una realidad deportiva aún más dura.

Porque los cientos de aficionados del Recreativo de Huelva que viajaron este domingo hasta Córdoba lo hicieron para acompañar a su equipo a un partido contra un filial, el cordobesista, que acumula su segunda campaña en la división de Bronce. La mala posición clasificatoria de ambos conjuntos, con el Córdoba B en la zona medio-baja y el Recreativo en puestos de promoción de descenso, deparó que durante el partido se vivieran choques, tanganas y momentos de tensión. En la grada, una afición de Primera, la onubense, que disfrutó de la victoria.

Los miembros de su peña El Milenio, además, lo hicieron de lo que sin duda fue un baquete de honor y de la camaradería de los miembros de Sentimiento Blanquiverde, que pese a los momentos de tensión vividos una hora antes en el partido, olvidaron aquellos chispazos propios de la competición deportiva para disfrutar de un domingo de amistad y buen comer.

Que la fiesta se prolongue a lo deportivo, con un Recreativo que, al menos, se salve del descenso a Tercera. Y con un Córdoba que eluda caer a la Segunda B, para que muy pronto se repita este acto, pero con ambas aficiones disfrutando de la categoría de plata.