El fútbol es imprevisible. Nunca se puede asegurar que se va a dar un resultado y todo es posible. Al final, son once contra once y todo puede pasar. El Córdoba se agarró el pasado verano, aquel loco y preocupante verano, a todos los eufemismos habidos y por haber para intentar mandar tranquilidad a su masa, a su fiel infantería. Siempre se han pasado dificultades y será una temporada más en ese estado. Y ese, precisamente, fue el primer error desde El Arcángel. La situación no era mala o preocupante, sino de emergencia. Y esa emergencia es la que se debió transmitir en su momento. Pero tiempo habrá para analizar, uno por uno los errores, bastantes previsibles, otros insalvables, que han dejado al club blanquiverde, a la ciudad, por lo tanto, en Segunda División B. Solo falta el responso, pero el equipo, el grupo de once jugadores -mejor que «equipo»- que saltarón a El Arcángel ante el Lugo, ya dejaron claro a todos que el Córdoba comparecía de cuerpo presente. El tufo, de hecho, llegaba casi a la grada. Y no era ninguna novedad: en Elche, en Almendralejo, sin ir más lejos, ya se adivinaba que a este Córdoba, a la hora de pedirle una marcha más, siempre respondía de la misma manera: gripando.

Explicar futbolísticamente el partido es repetir con cansino dolor cada uno de los encuentros de la temporada. El rival llegó sin mediocentros y recicló a Josete como pivote defensivo para acompañar a Aburjania. Junto a los dos, Cristian Herrera trabajaba por delante de ellos e intentando combinar movimientos con Escriche, mientras que Tete Morente en una banda y Lazo en la otra, cortaban hacia dentro en multitud de ocasiones. Así, a Luis Muñoz y a Bodiger se les acumulaba el trabajo, ya que Andrés Martín sí ayudaba en otras labores pero no podía luchar con los pivotes lucenses, mientras que Jaime Romero y De las Cuevas miraban a sus pares como las vacas observan pasar el tren. Cinco rivales para dos mediocentros era demasiado y ya desde el principio se olía el crimen que se iba a perpetrar en el coliseo ribereño. Un crimen, en cualquier caso, ante un cuerpo inerme.

Porque al Córdoba, como en tantas otras comparecencias en la actual campaña, no se le puede pedir trabajo, esfuerzo, carácter, entrega, responsabilidad, seriedad, mucho menos, garra, corazón, vergüenza torera. Apenas habían transcurrido diez minutos y los locales ya estaban por debajo en el marcador, por lo que la «final» anunciada, como la de Elche, como la de Almendralejo y tantas otras quedó para los vídeos motivacionales y carteles que solo llegan a las redes sociales. Además, con su señal de identidad: permisividad defensiva, desorden, en esta ocasión, además, con doble duda en la portería y, finalmente, gol.

Como la tensión competitiva de los blanquiverdes se mantenía, cinco minutos después Aburjania se encontró con el larguero de Marcos Lavín y el Lugo entró en una fase letárgica. Ordenarse atrás, ser mínimamente serio y salir al contragolpe con Lazo o Tete por las bandas, con Escriche y Herrera por dentro. Solo le dio resultado al borde del descanso, con una clara ocasión, pero no consiguió materializarla. Unos minutos antes, lo poquito válido de los blanquiverdes, Andrés Martín, se topó también con la madera tras un saque de banda y unos instantes previos al intermedio Rafa Navarro decidió introducir a Álvaro Aguado por Quintanilla y retrasar a Luis Muñoz al centro de la defensa para intentar dar al equipo algo de manejo de balón. Pero como se sigue recordando desde septiembre, para tener el mismo hay que recuperarlo. Y para recuperarlo hay que trabajar. Querer, todos, el balón al pie es lo que define a este Córdoba (poquitos balones al hueco, a la espalda del adversario), pero el trabajo previo para construir una jugada parece que se espera a que salte Koki al campo para hacer un robo, para realizar una disputa, para buscar una segunda jugada.

El mínimo cambio realizado por Navarro saltó por los aires nada más volver del vestuario. Lazo, uno de los hombres más en forma del rival, anotaba su sexto gol en la temporada realizando una jugada individual que tuvo la colaboración especial de más de un jugador blanquiverde en forma de abstención. Un arranque de orgullo, de amor propio, del jugador más joven de la plantilla -solo 19 años- provocó algo parecido a una ocasión. Andrés Martín se topó con Juan Carlos, pero no consiguió detener el lío en El Arcángel, formado a partir del minuto 59, cuando Cristian Herrera tocaba en el segundo palo un centro que se convirtió en el tercer gol visitante y encarrilaba la goleada.

La grada se acordó de casi todos: de la directiva, del presidente y máximo accionista, de algunos jugadores individualmente, de todos los que visten la blanquiverde colectivamente... El lío no fue mayor porque ya en el minuto 60, los visitantes excepcionales de El Arcángel (con promoción no se llegó ni a 10.000: otro exitazo de las cabezas pensantes en la zona noble) empezaron a desfilar buscando el coche en el aparcamiento. Media hora extra de sufrimiento en el que Andrés Martín sufrió un penalti no señalado tras el que volvió a toparse con la madera y aún tuvo arrestos para generar otra ocasión de peligro para los suyos.

Pero con los «amigos» con los que saltó al campo era inevitable: Tete Morente anotaba el cuarto gol del Lugo tras un contragolpe y una nueva duda de Marcos Lavín, que se quedó a media salida.

El largo y doloroso vía crucis de esta temporada tendrá continuidad en la próxima, en Segunda B. El destino de este Córdoba.

Ficha técnica:

Córdoba: Marcos Lavín; Fernández, Chus Herrero, Álex Quintanilla (Álvaro Aguado, min.40), Álex Menéndez, Luis Muñoz, Bodiger, De las Cuevas (Alfaro, min,72), Andrés, Jaime Romero (Javi Lara, min.80) y Piovaccari.

Lugo: Juan Carlos; Campabadal, Vieira, José Carlos, Luis Ruiz, Josete (Álex Rey, min.80), Aburjania, Tete, Lazo, Escriche (Barreiro, min.88), Cristian Herrera (Juan Muñiz, min.77).

Goles: 0-1, M.11: Dani Escriche. 0-2, M.47: Lazo. 0-3, M.58: Cristian Herrera. 0-4, M.87: Tete.

Árbitro: Ocón Arráiz (Comité Riojano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Álex Menéndez, Piovaccari y Bodiger, y al visitante Aburjania.

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésima cuarta jornada de Segunda, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 9.786 espectadores.