Dos medallas que pudieron ser tres lograron los españoles en la segunda jornada del Mundial de atletismo en pista cubierta de Birmingham, las primeras de la delegación española en esta competición.

El leonés Saúl Ordóñez consiguió la medalla de bronce en la final de 800, después de que se aceptara la reclamación del estadounidense Drew Windle, que había terminado segundo por detrás del polaco Adam Kszczot y había sido descalificado con anterioridad. Sin embargo, la reclamación del estadounidense le devolvió la segunda plaza.

La carrera fue lenta y esto no lo supo gestionar el otro español presente, el salmantino Álvaro de Arriba, que competía resfriado y terminó quinto con 1:48.51.

La gallega Ana Peleteiro consiguió con 22 años un hito al ganar el bronce en triple salto con el mejor salto de su vida: 14,40 metros.

Seis años después de proclamarse campeona mundial júnior en Barcelona con una marca de 14,17, Peleteiro, bajo la batuta del genial saltador cubano Iván Pedroso, pisó su primer podio internacional en categoría sénior. La medalla de oro fue para la venezolana Yulimar Rojas, que revalidó su título con un salto de 14,63, mejor marca mundial del año, seguida de la jamaicana Kimberly Williams con 14,48.

La tercera pudo ganarla Óscar Husillos en 400 metros, pues logró la victoria en la final. Sin embargo resultó descalificado, junto al dominicano Luguelín Santos, que había terminado segundo, por pisar fuera de calle.

La medalla de oro pasó al checo Pavel Maskal con 45.47, la de plata al estadounidense Michael Cherry con 45.84 y la de bronce al trinitense Deon Lendore con 46.37. El equipo español presentó una reclamación para intentar la recuperación del oro.