Primera derrota dolorosa de las chicas que defienden la elástica blanquiverde en uno de los campos más complicados de la categoría. Dos goles encajados en el descuento de ambas partes, suponen un duro mazazo para un Córdoba Femenino que en ningún momento mereció caer antes las malagueñas.

Se presentaba el conjunto de la capital cordobesa en el campo de fútbol Carlinda como líder de la categoría y con el firme convencimiento de conseguir los tres puntos que las mantuvieran en la zona alta de la tabla, sin embargo, las blanquiazules mostraron sus credenciales desde que el balón comenzó a rodar complicándole la salida al cuadro blanquiverde (ayer grana) que no veían la manera de poder desarrollar el juego que durante los dos primeros partidos les ha estado funcionando a la perfección.

Con una presión muy alta, las boqueronas imposibilitaban cualquier jugada desde atrás que pudieran querer idear hoy las de Antonio Serrano ‘Chico’, acostumbradas al juego de toque y a salir con el balón controlado desde su campo, limitándose a parar las embestidas de las locales que al borde del descanso veían como dos acercamientos al área de Gordillo, hacían presagiar que el gol en contra estaba a punto de llegar y así fue. Con el tiempo ya cumplido, un balón en profundidad dejaba a Luisa sola delante de Gordillo que no pudo salir a tiempo para atajar el disparo de la delantera local, concediendo así un gol que por primera vez en esta liga, hacía que el Córdoba femenino fuese por detrás en el marcador.

Con esa sensación de querer pero no poder, de estar dándolo todo y que no te salgan las cosas, se llegó al descanso.

En la segunda mitad, las blanquiverdes saltaban al verde habiendo dejado en el vestuario ese nerviosismo tan poco habitual en ellas que las impedía hacer lo que tan bien se les da, jugar al fútbol de toque, jugar de verdad, presionar, querer el balón, hacerlo suyo, hacerse con la posesión y hacer correr al rival. Meterlo en su área y plantarle cara avasallando su portería. "Sabemos que vamos perdiendo, pero hoy aquí lo vamos a dar todo", parecía leerse en las caras de las jugadoras. Ese es el juego de las nuestras, el que las hace superiores en cualquier situación. Se fueron arriba, ahogaron a Lucía, la portera malaguista, que veía como una y otra vez el balón pasaba cerca de los palos que defendía. Ellas cambiaban de táctica, no sabían cómo sujetar a una Cristi Medina que una y otra vez encontraba un hueco para centrar desde su carril habitual. Tampoco sabían cómo placa a María Avilés que se había adueñado del centro del campo y cómo sobrepasar el muro creado por Ilenia en el lateral izquierdo, y el centro custodiado por Encarni, Pipa e Irene.

Todo estaba de cara para poder darle la vuelta a ese marcador tan desfavorable, y como todo esfuerzo da sus frutos, las ocasiones comenzaban a llegar. Las más claras en botas de Marín que no supo materializar varios cara a cara con la cancerbera y que incluso dio un palo. Marín, Avilés y Mery Martí, se acercaban con peligro errando la capitana un nuevo mano a mano con Lucía. Martí mandaba alto un balón rematado algo forzado dentro del área pero que ya conseguía poner nerviosas a las defensas locales.

Tras estos acercamientos, poco tardaría en llegar el empate, ese ansiado y merecido empate. Corría el minuto 80 cuando una falta sacada por Laura, que entró en la segunda mitad en sustitución de Fátima, fue rematada por María Avilés que ponía el balón al fondo de la red, mismo balón que ella misma sacó a toda prisa para llevarlo al centro del campo. No había tiempo que perder. Ya el partido estaba donde querían, pero el fútbol desgraciadamente no siempre es tan justo como debiera, y en el minuto cinco del añadido, de nuevo en el descuento, el Málaga consiguió el gol de la victoria tras un saque de córner.

Inmerecida derrota del Córdoba que puso todo en el terreno de juego para rescatar aunque fuese un punto, pero que estaba vez y pese a no haber desfallecido ni un solo segundo, no fueron capaces de rescatar. Sabor amargo pero con una imagen impecable. Morir matando, se llama.