No habló en esta ocasión José Antonio Romero, el entrenador del Córdoba, de ponerse una corbata negra, pese a que tras la goleada encajada ayer ante el Barcelona, el equipo estaba ya oficialmente muerto, por seguir con el símil que siempre se emplea. No estaba para metáforas después de que el conjunto culé pasase sobre los blanquiverdes como una locomotora. Y es que para el técnico ayer "simplemente se manifestó en el terreno de juego, y quedó patente fundamentalmente en la segunda parte, la diferencia entre el primero y el último clasificado. Un equipo con un estado emocional muy equilibrado y muy fuerte jugando a la máxima competición y un equipo situado en el último lugar de la Primera División con una inestabilidad emocional bastante fuerte". Y no es que el Barça le metiese 8 al Córdoba en El Arcángel condenando al equipo a Segunda porque Luis Enrique sea experto en gestión mental, sino que "se puso en evidencia la diferencia entre un primer clasificado, que está para jugar las semifinales de la Champions, y un último equipo de la Primera que somos nosotros, el Córdoba Club de Fútbol".

Romero discrepó en la opinión generalizada de que podían haber sido una goleada aún más abultada aunque sí admitió, con su habitual retórica, que el Córdoba solo compitió hasta que Rakitic abrió la lata. "La evidencia ha demostrado que sí, que después del gol nos hemos sentido inferiores totalmente y se ha demostrado esa diferencia".

Además de ese primer gol, al Córdoba le terminó de matar el segundo, justo antes del descanso, de Luis Suárez. "Se podía haber terminado con 0--1, pero hubo esa puntada, esos umbrales que es lo que se manifiesta en un estado emocional que no tiene una consistencia fuerte y que te deja vencer".

Romero defendió el trabajo de los suyos "con la dignidad y la comprensión de que tienen que desarrollar un trabajo con muchas adversidades en lo emocional. Cuando una persona se siente vencida, entre su amor propio y su orgullo, intenta hacer pero enfrente tiene esa diferencia, contra otro equipo a lo mejor no hubiera ocurrido. Pero vergüenza, vergüenza, no puede sentir nadie".

Para volver a ascender

Se estaba a la espera de las matemáticas y las matemáticas ya dicen que el Córdoba ha descendido. "Es cuando hay que tener mucha más fuerza. Entendernos todos. Poder proseguir en Segunda. La única forma que conozco es, primero, la del trabajo, y segundo, la de la unión. Tenemos que tener todos mucha unión. Sabernos comprender. Mucho apoyo. Afición. Ciudad. Todo. Si no hay unión, nunca se podrá volver a llegar a alcanzar estas cotas", la Primera.

Pero el descenso del Córdoba llevará el nombre de José Antonio Romero. "El equipo tenía la posición que tenía. Nos hemos aferrado a las matemáticas aportando la máxima dignidad, el máximo trabajo y la máxima gestión deportiva".