No lo tuvo nada fácil Curro Torres y, para colmo, con algunas decisiones, centradas principalmente en el manejo de determinados partidos, terminó de empeorarse el panorama. Llegó como relevo de un entrenador que tenía -y aún tiene- cierto cariño por una parte de la afición, lo cual le hacía comenzar su andadura con cierta pendiente en contra.

El segundo hándicap lo tuvo en la enfermería. En las diez primeras jornadas de Liga de este campeonato el Córdoba solo perdió 12 posibilidades de seleccionar jugadores por lesión y, de esa docena, ocho correspondían a otras tantas jornadas en las que estuvo lesionado Marcos Lavín. En puridad, de jugadores de campo solo se quedaron en esas 10 jornadas cuatro fuera de las convocatorias por problemas físicos: tres por Valentín y una, por Jaime Romero.

Sin embargo, con el de Ahlen todo se disparó, ya que fueron 26 las imposibilidades de convocatoria en sus 10 primeras jornadas al mando del Córdoba. Tres de Jovanovic, dos de Alfaro, otra de Jaime Romero, dos de Fernández, una por De las Cuevas, siete de Javi Lara, dos de Luis Muñoz, una de Andrés Martín y siete de Álvaro Aguado. En las diez primeras jornadas ligueras el Córdoba no pudo disponer en algún momento de tres jugadores (uno de ellos el portero), mientras que en sus diez primeras jornadas nueve jugadores no estuvieron en algún momento a su disposición. La continuidad, por lo tanto, se hacía complicada.

También tuvo un elemento nada fácil de manejar en el mercado invernal de fichajes, y la presión que mantuvo Aythami Artiles dentro del vestuario y en el club, llegando incluso a negarse a entrenar en un momento determinado, cuando ya su salida estaba cerca e intentando conseguir su marcha inmediata de la entidad. Obviamente, aquello también tuvo su reflejo en el propio vestuario. Por si era poco, también sufrió esa fase de un par de meses en los que el club tuvo problemas para abonar las nóminas a los futbolistas, lo que volvió a añadir una tensión añadida a los propios problemas deportivos.

Y, por si fuera poco, tampoco anduvo acertado el mismo técnico en decisiones. Decisiones que tenían más que ver con el manejo de partidos que con el planteamiento de los mismos. De hecho, en sus últimas cinco jornadas al frente del conjunto blanquiverde este siempre se puso por delante en el marcador, algo que podría anotarse en su haber (en cuanto a planteamientos iniciales), pero en cuatro de ellos fue remontado, en alguno de manera lastimosa (lo que hay que apuntarlo en su debe).

En los 13 encuentros que ha dirigido al Córdoba, Curro Torres sumó dos victorias (Las Palmas, en El Arcángel y Tenerife, en el Heliodoro), cuatro empates (Elche y Rayo Majadahonda en casa y en Reus y en La Romareda), mientras que cosechó siete derrotas: la de su debut en Lugo, más en Soria, en Tarragona, en Alcorcón, ante el Albacete y ante el Granada (ambas en El Arcángel) y la última, el pasado domingo, en Almería.

Con un partido menos que su antecesor anotó los mismos goles, 16, y encajó diez menos, 20, pero a este Córdoba hay que ajustarlo aún más en el aspecto defensivo, tal es la magnitud del agujero que tenía a su llegada.

A pesar de todo y que con esos 10 puntos de 39 disputados el cambio era obligado, Curro Torres sí ha dejado apuntes para el futuro de este Córdoba que deben ser ampliados hasta los 90 minutos y no hasta los 45 o los 60, como ha ocurrido con el de Ahlen en el banquillo. Con la defensa de tres centrales -sin lesiones-, el equipo parece tener mucha más seguridad defensiva y un punto más de consistencia. El centro del campo será el siguiente caballo de batalla, que se ha quedado a medio hacer y apuntalar, ya que necesita un mayor nivel de trabajo. Pero su final en el Córdoba, lógico, llega cuando todo sale mal.