El ARS Palma del Río de balonmano vive con cierta tranquilidad la situación de parón deportivo provocada por la crisis del coronavirus. Este conjunto se encontraba en la última plaza, a catorce puntos de la zona de promoción de descenso, cuando jugó su último encuentro el pasado 7 de marzo en la pista del Teucro. Estaba por ello virtualmente descendido a la Primera Nacional.

El presidente palmeño, Miguel García, ve “complicado cómo se va a salir de esta situación. Tras hablar con otros presidentes de clubs de la zona, hay opiniones de todo tipo. Unos dicen que se puede seguir y otros que lo ven difícil. Personalmente veo que va a ser muy complicado continuar, primero porque de volver a jugar ya nos meteríamos en verano, con la temporada de balonmano playa ya en marcha y la repercusión que le da la Federación Española a esta modalidad. De arrancar el balonmano playa veo imposible que se pudiera compatibilizar con las otras competiciones”.

Un regreso inviable

El directivo del ARS recuerda además que “habría que ampliar los alquileres de los pisos y los permisos de residencia de los jugadores que no son nacionales. En el club, alargar la temporada es casi inviable. Creo que la competición no volvería ya al menos hasta primeros de junio y empezar de nuevo la competición ya en junio es inviable”.

La postura del presidente de la Federación Española, Francisco Blázquez, de que en cualquier caso haya ascensos y descensos ve Miguel García que “provocará que no llueva a gusto de todos pero habrá que asumir las consecuencias. Mi club tenía el descenso matemático casi hecho, así lo que venga, bienvenido sea. Restablecer la competición y disputar unos partidos viendo que es imposible, desde el club no lo contemplamos prácticamente”.