De forma unilateral y acogiéndose a una cláusula que «el club y el jugador pactaron, de común acuerdo». Así explicó ayer el Córdoba la rescisión del ya exlateral izquierdo blanquiverde, Domingo Cisma, que tenía contrato con la entidad cordobesa hasta junio de 2018. La versión del club es que se acoge a «las condiciones de una posible extinción contractual, dentro de la legalidad vigente». Y que por tanto la medida tomada no se sale de la legalidad.

El jugador sevillano, en declaraciones a este periódico, opina de distinta forma. Cisma considera que la rescisión «no se puede llevar a cabo». Al estar de baja por una lesión de gravedad (rotura del ligamento cruzado de la rodilla izquierda), el futbolista entiende que se trata de «un despido improcedente», ya que «no se puede despedir a una persona estando de baja». Aunque el ya ex-futbolista del Córdoba no quiso anunciar si denunciará o no al club por la rescisión, es un extremo que no puede descartarse, ya que de ganar un pleito judicial podría cobrar su sueldo íntegro hasta 2018 (unos 180.000 euros). Con la rescisión unilateral, el Córdoba abonará menos de la mitad de esta cantidad.

La medida, a falta de conocer el grado de legalidad (total para el club, inexistente para el jugador) camina en el borde de la ética. Y es que despedir a un futbolista que se lesionó defendiendo la camiseta blanquiverde y que tenía contrato con el club no es una acción que redunde en una imagen positiva para la entidad cordobesa. A medio plazo, muchos futbolistas tomarán nota y en futuros mercados de fichajes podría ser una rémora para la capacidad de atracción del Córdoba sobre nuevas incorporaciones.

CABALLERO, EN EL DISPARADERO

El centrocampista de Alcorcón es el único de los cuatro capitanes de la pasada temporada que sigue ligado al Córdoba. Tras las salidas de Deivid, Luso y Cisma, todas rescisiones de contratos en vigor, las miradas se posan en Carlos Caballero. El Córdoba tiene a ocho futbolistas para tres puestos del centro del campo y necesita rebajar fichas para mejorar el límite salarial. Además, precisa desatascar una zona con overbooking para acometer refuerzos en posiciones con carencias, como los laterales o los extremos.

El club busca la salida de un futbolista que lleva ligado al club desde el 2011 y que en las últimas temporadas no ha tenido la mejor de las suertes. Una cesión malograda a Grecia, problemas con su ficha que le dejaron cuatro meses sin competir, y la pasada temporada el fallecimiento de su madre han lastrado la continuidad deportiva del alcorconero. El equipo ha subido a Esteve al primer equipo y el futuro de Caballero está en el aire.