No hago más que darle vueltas y vueltas a los últimos siete días y sobre todo a los que vienen, tan decisivos. En una semana se pasó de no haber motivos para un 'putsch' al mismo tiro de partido del play-off, con Villa al frente, a un mortal copernicano tras el 3-0 inapelable de ayer en Soria --un punto de doce es la racha con la que se pone el punto y final a la aventura de Carlos González con el matrimonio Villa-Carrión, que acabó en divorcio-- con el 'traidor' de Carrión llevado al cadalso por los mismos que antes lo adoraban como fiel lugarteniente. A mí no me sorprende. Es el mismo Córdoba CF que llevo observando desde hace ya demasiado tiempo. Qué cansino. Corrientes enfrentadas por el poder con la única diferencia que ahora se suma el factor CG, lo que añade morbo a este turbio asunto. Solo me da miedo que se entre en la misma espiral del pasado ejercicio cuando los mismos acabaron con Berges. Porque en una de éstas entre todos la mataron y ella sola se murió.