FECHA: 29 de octubre de 2000.

LUGAR: Estadio Vicente Calderón.

PARTIDO: Atlético de Madrid- Córdoba CF (jornada 9 del campeonato de Liga de Segunda División, 1-1).

LA SITUACIÓN

Nunca había estado mejor desde hacía más de tres lustros. En octubre de 2000, el Córdoba transmitía una sensación de ilusión y vigor sin precedentes. Había salvado con algo más que decoro su regreso a Segunda en el curso anterior -tras 17 años en Segunda B- y las cosas le iban fenomenal en los primeros meses del campeonato 2000-01. El Atlético de Madrid-Córdoba supuso un episodio referencial para una generación de seguidores, especialmente los jóvenes que se incorporaban al ritmo de lo que se conoció como Cordobamanía. Uno de los grandes estadios del fútbol español reunió a más de 30.000 personas, con tres mil desplazados a la capital para ser testigos de una jornada memorable.

El Atlético, que se había desplomado de Primera, vivía una etapa negra que transformó en marketing con la etiqueta de “un añito en el infierno”. El club rojiblanco sumaba en esa novena jornada solo nueve puntos y figuraba en decimosexta posición. A los cinco partidos ya había echado a Fernando Zambrano -quien unos años después ficharía por el Córdoba- y había contratado a un exfutbolista, Marcos Alonso, para sacarlo del atolladero.

Los blanquiverdes iban pletóricos. Diecisiete puntos en ocho jornadas, con cinco victorias, dos empates y una sola derrota. El equipo, con Pepe Escalante al frente, sólo había marcado 8 goles… pero concedió únicamente dos. El Gato Leiva en la portería, el general Robert, el guerrero Juanito, los competentes Tena y Soria... Había argumentos de peso en la retaguardia. El Córdoba, con la mejor defensa del campeonato, había enlazado cinco victorias seguidas sin encajar gol y era líder por delante del Sevilla y el Murcia. Un momentazo.

¿QUÉ OCURRIÓ?

Los blanquiverdes no perdieron su estilo ante un Atlético desesperado. El Córdoba alineó a Leiva, Ruiz Otxoa, Tena, Robert, Juan Carlos Soria, Juanito, Melgar, Montenegro, José Mari (Óscar Ventaja, 70'), Sívori (Alfonso Espejo, 46') y Manolo. En el Atleti, en el que fue titular el cordobés Juan Carlos, había nombres de prestigio como Kiko Narváez, Aguilera, Hibic o Jordi Lardín.

El Córdoba aguantaba con oficio ante un Atlético que no era capaz de hacerle daño. Los chiflidos de los seguidores rojiblancos empezaban a escucharse en el último cuarto de hora, cuando el marcador aún seguía sin moverse. A falta de cinco minutos, el colegiado Arcas Piqueres señaló penalti a favor de los locales. Marcó Cubillo. Pero, en pleno jolgorio local, el árbitro castigó un derribo de Amaya a Manolo. Era el minuto 89. Se fue al punto fatídico un hombre que había cuajado una actuación soberbia: Miguel Melgar.

"Era el encargado de los penaltis. Tuve la intuición de que nos lo iban a pitar. Lanzaba según el marcador. Si íbamos apurados, al centro; si perdíamos, a la pierna mala; si ganábamos, al lado natural. Cuando Manolo entró en el área sabía que había penalti. Fui a buscar el balón y los del Frente Atlético me lanzaban monedas, mecheros, insultos... Y, sin embargo, ha sido de las veces que más tranquilo he estado", relataba el madrileño en 2015 a este periódico. Lo marcó engañando a Toni y el Córdoba salió líder del Vicente Calderón.

¿QUÉ PASÓ DESPUÉS?

El Córdoba tocó techo clasificatorio y emocional después de aquel día octubre en Madrid. Poco a poco fue saliendo de los puestos más altos. Solo ganó dos partidos de los diez siguientes. Seguía fuera de las posiciones de descenso, pero había prisas. El club había probado el sabor el caramelo.

A Escalante lo despidieron cuando el equipo iba décimo. Eran los años locos de Rafael Gómez en la presidencia. Lo sustituyó el madrileño Sánchez Duque y el equipo se metió en más problemas. Duró ocho semanas. En las últimas jornadas llegó Verdugo, por entonces el apagafuegos oficial del carismático mandamás. Con 56 puntos, los blanquiverdes salvaron el curso de modo agrio.

Al Atlético le fue mejor, pero fue insuficiente. A Marcos Alonso también le echaron y acabó el campeonato Carlos Cantarero. Los del Calderón terminaron cuartos y no subieron a Primera por el golaverage con el Tenerife. Los isleños dieron el salto a la élite junto al Sevilla y el Betis. El Atlético tuvo que esperar al año siguiente para volver a Primera de la mano de una leyenda: el añorado Luis Aragonés.

Y el Córdoba tardó bastante en volver a ser líder de Segunda. Tanto como quince años. 5.840 días. Fue en la temporada 15-16 al mando de José Luis Oltra, un entrenador cuya representación ejercía una agencia en la que tenía un puesto clave... Miguel Melgar, el hombre que firmó en el Calderón un gol inolvidable para el cordobesismo.