En la previa del encuentro del Córdoba CF en Yecla, Mario Ortiz aseguraba que el campo murciano era uno de esos en los que hay que «ponerse el mono de trabajo». Generalmente, una afirmación convertida en una declaración de intenciones que era común en las horas previas a esos partidos de Segunda B del conjunto blanquiverde la pasada temporada. Luego, en demasiados compromisos, esas palabras no iban acompañadas de los hechos.

Sin embargo, el estrechamiento del campo de entrenamiento durante la semana y el estudio del rival, más otros aspectos, sí dieron sus frutos. De inicio, a Juan Sabas no le tembló el pulso en su visita a Yecla: tenía las bajas de Miguel de las Cuevas, Carlos Valverde, Jesús Álvaro y Traoré y no solo apostó por varios debuts en el equipo titular, sino que se atrevió a un cambio de esquema, un 1-4-2-3-1 con el que reconoció en verano que era su referencia. En esta ocasión, teniendo varias opciones para relevar a De las Cuevas (Moutinho, Javi Flores, incluso Julio Iglesias), el madrileño se atrevió a jugar con dos delanteros y cerrar más el bloque: 1-4-4-2. Hizo debutar de inicio a Alain Oyarzun en la izquierda y a Samu Delgado por la derecha y, sobre todo, le dio galones a Alberto del Moral. No era un estreno más: en un choque con mucho juego aéreo, con multitud de rechaces, con pelea constante por la segunda jugada, mucho tendría que decir el chaval del filial en el sistema defensivo blanquiverde. Y respondió de manera notable.

Los duelos por el aire

Ya en la primera jornada de Liga, ante el Lorca Deportiva, Piovaccari había sido el hombre con más duelos aéreos disputados, nada menos que doce, y ganados, ocho de ellos. En la primera media hora en Yecla, el Córdoba CF se llevó por arriba más de media docena de balones en ataque. Acompañó al italiano de Willy, un hombre de briega, buscando que los balones largos de Ayoze y Castillo, así como de Selfa, no salieran nunca limpios, tuvieran siempre oposición, al menos. Su línea defensiva y centro del campo agradecerían que las «bombas» de 60 metros no llegaran o lo hicieran con dificultad. La mayor calidad del Córdoba CF en esos últimos 30 metros, con un Piovaccari en estrella, provocó la reacción del banquillo yeclano. La alternativa prevista para los últimos minutos de partido, ante un empate o una derrota, tuvo que activarla Sandroni cuando apenas se llevaba media hora de partido: sacó a Bryan Bonaba (lateral derecho) del campo, introdujo a Iker Torre, que desplazó a la mediapunta a Aboubakar y, por arrastre, llevó a Luis Castillo al lateral derecho.

Ya en esa primera media hora, con 0-2 en el marcador y ese primer cambio, se podía ver al propio Luis Castillo ir a sacar de banda y moviendo la cabeza a izquierda y derecha.

El trabajo durante la semana en la Ciudad Deportiva dio su fruto: a Djetei y a Bernardo se les insistía en permanecer cerca, juntos. En los pocos balones largos y cruzados a Fenoll y Oca, buscando la espalda de la defensa visitante, requerían de ayuda y esas ayudas a los laterales, si debían llegar, requerían del compromiso de los bandas (en este caso Alain Oyarzun y Samu Delgado) y de los dos mediocentros: Alberto del Moral y un Mario Ortiz que se transformó para lo que requería el partido. Así, los balones largos a Íker Torre, a partir de ese primer del primer tiempo, eran obligados, aunque tuvieron la respuesta de la pareja de centrales blanquiverdes, a los que solo una fatalidad del camerunés logró torcer el gesto de un Córdoba CF que, en cualquier caso, lograba que todo lo estudiado en la previa y cómo contrarrestarlo, se le iba cumpliendo punto por punto.

La posesión en los minutos clave

Al extremo que, tras el descanso, Sandroni se vio obligado a cambiar a Marcos por Álvaro Navarro, un lateral derecho en la posición de zurdo, mientras mantenía a un mediapunta en el lateral derecho. Samu Delgado intimidaba más de lo debido por su banda y el argentino intentaba tapar el peligro del conquense por su flanco, ya que recordaba en exceso al jugador que se marcó una gran temporada en el Marbella.

El único apunte a pie de página que se le quedó a este Córdoba CF para duelos futuros se centra en intentar tener más la posesión de balón en esos minutos en los que el rival, fruto de la desesperación, empuja más con el corazón que con la cabeza.

Le faltó algo de eso en el ecuador de la segunda mitad, cuando dio ocasión al disparo de Íker Torre desde 30 metros que se estrelló en el palo, y en ese balón que salvó Bernardo Cruz bajo palos. Ambas oportunidades pudieron evitarse si, estando con el marcador a favor, se hubiera buscado no solo aumentar la posesión, sino también cortar con ello la continuidad del juego del rival, basada, además de en esos balones en largo, en las acciones a balón parado: faltas y, sobre todo, saques de banda y de esquina. Pero en todo caso, al Córdoba le salió el plan en Yecla casi perfecto.