En lo que tarda usted en tomarse una cerveza o un refresco mientras ve cada uno de sus partidos, el Córdoba encaja un gol. El equipo de Sandoval salió goleado de nuevo en el Carlos Belmonte y ya son dos las goleadas encajadas en tres partidos, mientras que en el otro también recibió tres tantos. El grifo está abierto a tope y no hay nadie, al parecer, que lo cierre. Tal y como ocurre en otros aspectos del club, puede que no haya un solo culpable, pero sí que hay un máximo responsable. Y esa cabeza visible tiene por delante no pocos pasos que dar antes de estar en disposición de cerrar ese grifo. Este Córdoba tiene tareas por resolver desde el verano, jeroglíficos en lo que a planteamiento se refiere y varias tomas de decisiones por delante, que no por problemáticas, se presentan como menos indispensables si se pretende que el conjunto blanquiverde remonte este arranque liguero.

El primero es físico. El Córdoba demostró anoche, en el Belmonte, que está un paso por detrás de sus rivales. Si ante el Numancia y el Oviedo podía atisbarse aunque relativizarse en función de los adversarios que se tenían enfrente, lo de ayer en tierras manchegas fue una bofetada de realidad. Baste mirar, ya en el primer tiempo, cómo Eugeni Valderrama era capaz de presionar a alguno de los medios defensivos con los que salió el Córdoba y hasta robarles el balón. Sin embargo, éstos fueron incapaces, en todo momento, de hacer lo contrario. No estuvieron ni cerca de ello. Uno de los hombres más técnicos del adversario contra los dos elementos más físicos del conjunto blanquiverde ganó la batalla física. Tal cual suena. Ese problema físico se agrava, además, en jugadores que nunca han destacado en ese aspecto, por lo que alguno de los cordobesistas no llegaron ni a sombras.

El segundo problema que tiene este Córdoba es táctico. Su entrenador repitió en más de una ocasión, en las últimas semanas, que quería un equipo camaleónico. ¿Para parecerse a qué? ¿Cuál es el color que adoptará este Córdoba? ¿Para que los rivales no le cojan el paso al equipo? Visto lo visto, ¿lo necesitan? Si se parte con un esquema en el que se insertan a dos medios defensivos y se aborta la posibilidad de carrileros que se incorporen por sorpresa, ¿cómo se llega arriba? Podría pensarse que conectando líneas. ¿Quién se encargaba de ello en el encuentro contra el Alba? No hubo nadie que enganchara a esos dos medios, que no brillan precisamente por su balón en el pie, con la delantera. Nadie. Bueno, la opción podía ser buscar el balón largo descaradamente para intentar ir a la segunda jugada. ¿Con qué segunda línea de rechace? ¿Con qué capacidad para las disputas? Este Córdoba no tiene ninguna o, al menos, no ha mostrado ninguna en los primeros 270 minutos de Liga. Con ese doble pivote defensivo solo había que plantear o una salida por los costados, por velocidad, o insertar a otro perfil de jugador que intentara enganchar el centro del campo con la delantera. Ni lo uno ni lo otro tuvo el Córdoba. Da la sensación, con tanto cambio de esquema, tantos nombres por nombres que se esquivan las decisiones buenas para el equipo aunque ello obligue a templar ánimos de unos y otros. Al menos, esa es la impresión desde el exterior, sobre todo viendo alguno de los cambios en el estadio manchego. De hecho, en el cambio de esquema tuvo el Córdoba su peor castigo. Dejó un doble pivote sin nadie por delante. El Alba esperaba ese 1-5-3-2 con un medio defensivo y dos interiores, por lo que incluyó a tres hombres por dentro más Eugeni. La superioridad manchega por dentro fue brutal durante todo el encuentro y, lo más grave, el Córdoba esperó a tener el partido decidido para intentar reequilibrar las fuerzas por el interior.

El último quebradero de cabeza es técnico, individual, de concentración y de competitividad. En el fútbol, sobre todo en Segunda, es imposible ganar nada si no se empieza venciendo una disputa. Y el Córdoba estará a la cola en ese apartado estadístico. También es difícil de entender algunas actitudes de cierta suficiencia en determinados momentos y en elementos concretos cuando está claro que a este equipo no le sobra absolutamente nada. Ni al equipo ni a nadie, repetimos nadie, que lo compone. Ayer se demostró. Más bien le falta. Por lo que conceptos individualistas son lo que más le sobran a este Córdoba. Máxime cuando se ve al equipo, a compañeros, ir detrás de la pelota cuando el rival está haciendo un rondo en el centro del campo entre los «olés» del público. Eso ocurrió al final de un primer acto que solo hay que calificarlo como infame. Por el propio Córdoba es preferible no detallar lo perpetrado en esos primeros 45 minutos, tanto al nivel táctico, físico, competitivo y de actitud. Bastante penitencia la que se queda grabada audiovisualmente para los restos. A los tres minutos ya se iba por detrás en el marcador gracias a un penalti absurdo -en el segundo acto hubo otro aún más inexplicable- y al descanso se marchó el Córdoba con otro gol en contra obra de Caro, como los que marcaba en su anterior equipo, precisamente, de estrategia tras un saque de esquina. La segunda mitad fue un postureo. El Córdoba introdujo jugadores para tocar el balón. Era tarde y, además, esa ligerísima mejoría -la del enfermo terminal antes de fallecer- fue un espejismo. El Albacete pudo aumentar su cuenta goleadora y hasta quizá lo mereció. Aún hay tiempo para que todos recapaciten. Todos. Porque más allá de que salgan las cosas o no, el Córdoba no puede volver a mostrar la imagen de anoche en Albacete. Nada de cameleón: un corderito lechal que va de lobo.

Albacete - Córdoba (3-0)

Albacete: Tomeu Nadal, Tejero, Arroyo, Caro, Fran García, Erice, Febas, Acuña (Bela, min.63), Eugeni (Malsa, min.54), Susaeta y Zozulia (Ortuño, min.69).

Córdoba: Carlos Abad, Fernández, Quintanilla, Aythami, Quezada, Jovanovic, Alex Vallejo (Aguado, min.45), Bambock, Javi Galán (Quim Araújo, min.45), Alfaro (Javi Lara, min.63) y Piovaccari.

Goles: 1-0, Eugeni, de penalti (4'); 2-0, Caro (29'); 3-0, Zozulia, de penalti (62').

Árbitro: Moreno Aragón (Colegio Madrileño). Mostró cartulinas amarillas a los locales Zozulia, Acuña, Susaeta, Caro y Eugeni, y a los visitantes Javi Galán, Fernández, Piovaccari y Quintanilla.

Incidencias: Estadio Carlos Belmonte: Encuentro correspondiente a la tercera jornada de Segunda División de fútbol, con la presencia de 7.735 espectadores. Antes de comenzar el partido se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de D. Antonio Monte Zapata, abonado número 3 del Albacete Balompié.