Como el ejército que gana una batalla para invadir tierra quemada, Madrid amaneció con cierto desazón ante la oportunidad perdida en el clásico. Aún con las quejas por lo que se considera, desde el club hasta la afición, una mala aplicación del VAR en las dos jugadas de Varane; y con el reconocimiento al buen juego de los de Zidane.

Nada puede tapar que el único impedimento del Madrid para ganar en el Camp Nou fue la falta de gol. En ningún caso es un problema de juego, tampoco una falta de acierto momentánea en el remate, el problema del nuevo Madrid de Zidane va más encaminado a una ausencia flagrante de jugadores de remate que acompañen a Benzema.

Mientras Cristiano reverdecía viejos laureles en Italia con la Juventus, con un gol tras un salto estratosférico; el Madrid dominaBA y dominaba en el Camp Nou sin una ocasión clamorosa con la que contentarse.

EL ABISMO TRAS CRISTIANO

Desde que se marchó el portugués del Madrid, la media de goles por partido va cayendo en picado de manera alarmante y sin remedio aparente.

La reclamación de dos penaltis a Varane en balones aéreos, un cabezazo de Casemiro que sacó Piqué y un gol en fuera de juego anulado a Bale es poco bagaje ofensivo para el juego del Madrid en el Camp Nou. Al equipo de Zidane le cuesta una cantidad ingente de buen juego y trabajo conseguir un gol, lo que le evita lograr algunas victorias merecidas.

El técnico francés es el centro de muchos de los elogios al Madrid, después de haber sido capaz de montar un equipo con las hechuras para competir ante el Barça. También sale reforzado del clásico Fede Valverde, la gran innovación del técnico francés, asentado definitivamente como una pieza fundamental.

En la faceta de presión y contención, la ejecución del Madrid fue ejemplarizante, pero los elogios desde la prensa madrileña también se han extendido a un ataque que no fue capaz de culminar el buen trabajo colectivo del equipo con un gol que le diera los tres puntos.

ENTRE ISCO Y HAZARD

Especialmente ensalzado ha sido el partido de Isco, pese a que estaba en el once para ejercer las funciones del lesionado Hazard: el juego entre líneas, el desborde y el último pase; que tanto echó de menos el equipo. Dos taconazos en situaciones poco naturales del juego fueron la aportación en el área rival del malagueño, otro integrante de la lista de centrocampistas madridistas poco dados a grandes cifras goleadoras.

La baja de Hazard es la principal razón esgrimida en Madrid para explicar la carencia del equipo en el momento de cristalizar en ocasiones manifiestas de gol su dominio. También ha sido la gran apuesta del club para rejuvenecer un proyecto que está viviendo su última juventud de la mano del trabajo de Zidane.

Aún así, entre las voces críticas con la gestión de la plantilla no faltan los que señalan que aunque el belga regrese a su mejor nivel, que apenas mostró de blanco antes de caer lesionado, no estaría encaminada la solución de la falta de gol. El ya viejo reclamo de un delantero rematador gana fuerza cada partido que el Madrid se queda sin marcar esta temporada, ya son cuatro en Liga, incluyendo las visitas al Camp Nou y Wanda Metropolitano, los dos partidos más similares a las eliminatorias de Liga de Campeones que llegarán el próximo febrero.