Poco a poco se van conociendo más detalles de la operación de traspaso del 98,8% de las acciones del Córdoba desde Azaveco a Aglomerados Córdoba SL, la empresa participada al 50% por Jesús León y Luis Oliver. Uno de los primeros que llaman más la atención es que la operación de compraventa se ejecutó sin la habitual due dilligence, ya que fue una de las condiciones que impuso Carlos González, que argumentó en su momento que los estados contables del Córdoba están fielmente reflejados en sus diferentes balances y documentación aportada a la propia LFP. Condición irrenunciable para el máximo accionista aún, ya que León y Oliver esperan en los próximos días la respuesta de Prasa al burofax enviado con la oferta firmada para que ejercer o no su derecho de tanteo.

Inicialmente, León estaba dispuesto a abonar tres millones de euros a González, aunque precisamente por esa respuesta que ha de dar Prasa aún no se pudo escriturar el contrato privado, firmado el pasado miércoles a las 16.23 horas, tal y como informó la edición digital de este periódico. De esta manera, el acuerdo fue entregar a González un millón de euros, que ya obran en su poder al firmar dicho contrato, mientras que los otros dos se entregarán cuando se escriture la transacción de acciones, que se realizará cuando Prasa dé su respuesta. Cinco millones serán abonados antes del 31 de julio y González se garantiza su cobro, ya que tanto ese plazo como el último -medio millón en el 2019- se realizan mediante un pagaré a la orden y, por lo tanto, imposible de desatender, ya que su devolución implica un ilícito penal. Es decir, que la cláusula -lógica en cualquier contrato- de devolución del club en caso de impagos tiene difícil -o imposible- ejecución, ya que las cantidades están garantizadas y González percibirá los 8,5 millones de la operación.

Los planes ya están en marcha para León y Oliver. El primero, como presidente, se encargará de la gestión del club, mientras que el segundo sólo tendrá intervención en lo deportivo, para lo cual contará con la ayuda del exblanquiverde Daniel López Ramos, su mano derecha. León pretende dar cuerpo a la arruinada acción social en el club. La idea que maneja es la de reunirse con peñas y grupos de animación para escuchar sus posturas e ideas, ya que es consciente de la delicada situación deportiva de la entidad. En la segunda vuelta, El Arcángel debe ser protagonista en la reacción deportiva que se busca para evitar el descenso. Y para ello, también estudia la posibilidad de iniciar una campaña de abonados para la segunda vuelta, económica, con el fin de intentar que el estadio registre buenas entradas en los 11 encuentros que disputará en casa en la segunda vuelta. Con algo más de 5.000, como ante el Reus, resultará mucho más difícil. León ya trabaja en la presidencia y para ello tuvo que renunciar a hacer la preceptiva due diligence.