El Comité de Competición tomó ayer la decisión de que el clásico Barcelona-Real Madrid, que se debía jugar el sábado 26 de octubre en el Camp Nou, se aplace a una nueva fecha. Después de la petición acelerada que tramitó LaLiga, Competición deliberó y denegó como alternativa jugar en el Santiago Bernabéu, pero aceptó el aplazamiento ante los riesgos de seguridad. Lo que no pudo concretar es la fecha alternativa, pese a los intensos esfuerzos durante todo el día de ayer.

Los dos clubs presentaron por la mañana sus alegaciones, en las que rechazaban de plano el intercambio de sedes y que habría conllevado desplazar el primer clásico de la temporada al estadio madridista. Sin embargo, ni Barça ni Madrid se opusieron al aplazamiento de la cita en el Camp Nou.

Fuentes del club azulgrana aseguraron que posponer el partido suponía un mal menor. Existía una preocupación evidente en las oficinas de la entidad ante lo que podía suceder en el Camp Nou y en los alrededores un día en que hay convocada una gran manifestación de protesta contra la sentencia del procés. Se entiende que Tsunami Democràtic planeaba alguna tipo de acción ruidosa.

El clima de tensión que se proyecta de las calles de Cataluña ha pesado decisivamente en el fallo aún no oficial de Competición, dependiente de la Federación Española de Fútbol. Existe una esperanza no explicitada de que una vez corra el tiempo, la hostilidad en las calles y en la sociedad se haya rebajado. También se habrán celebrado las elecciones generales en España, un elemento nada menor que nubla todas las decisiones, posiblemente incluso esta sobre el clásico.

Temor a las protestas

Pero los tres jueces de Competición no fueron capaces de designar una nueva fecha. Una vez descartada la opción de invertir el orden de los clásicos, consultaron a los clubs sobre la posibilidad de fijar una nueva fecha. Se basculó entre el 4 o el 18 de diciembre. Ambos días caen en miércoles, factor que suscitó la oposición inmediata de LaLiga que preside Javier Tebas porque hay Copa del Rey, pero a nadie escapa que en aras del negocio y la proyección del partido prefiere que el encuentro se dispute en fin de semana.

La propuesta de LaLiga

«El 18 de diciembre no se puede jugar porque hay Copa», aseguró Tebas desde Londres al conocer la primera propuesta. «Yo creo que si ya ha quedado desierto el concurso televisivo de la Copa del Rey, si encima le ponen el Clásico, me parece que va a quedar súper desierto. Ese día no puede ser, habrá que sentarse y establecer qué fecha», explicó desde la perspectiva puramente económica.

LaLiga propuso a última hora de la noche que el partido pasase a disputarse el sábado 7 de diciembre. ¿Problema? Ese día está prevista la jornada 16 de Liga. Al Barça le toca recibir al Mallorca y el Real Madrid, al Espanyol. Eso implica, pues, añadir dos protagonistas más al reto de encontrar una alternativa.

Entre tanto, varios dirigentes políticos locales se habían manifestado por la mañana en contra de la suspensión del encuentro. El conseller de Interior de la Generalitat de Catalunya, Miquel Buch, aseguró en Catalunya Ràdio que «los Mossos de Esquadra garantizarán la seguridad del Barça-Madrid en caso de que se acabe jugando en el Camp Nou». La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también se mostró favorable en los micrófonos de Rac1 a que se dispute el encuentro el día inicialmente designado «si se puede garantizar la seguridad».

Semana extraña

El Gobierno central, a través del CSD, se manifestó en sentido contrario, asegurando que por razones de seguridad «no ve razonable» la disputa del clásico. Y es la opinión que ha prevalecido.

Ernesto Valverde, técnico del Barça, le vio el lado positivo al aplazamiento a primera hora de la tarde en rueda de pernsa. «Desde el punto de vista del descanso nos vendría bien», dijo sobre la idea del aplazamiento. «Yo prefiero jugarlo en nuestro campo. Y mis jugadores también», añadió, pensando en el regreso de Praga de la cita de Liga de Campeones y en evitar un indeseado desplazamiento a Madrid.

Valverde se refirió también a la situación vivida en Cataluña en las últimas fechas: «Es verdad que esta semana ha sido extraña en Barcelona, pero aún quedan nueve días para el partido. Es una buena oportunidad para demostrar que se puede jugar aquí. Estaba programado en el Camp Nou y el partido se celebraría sin problemas. Nuestro público va a responder», había dicho horas antes el entrenador del FC Barcelona. Falta saber qué día será eso.