Su imagen de chico educado y discreto, recién salido de la Universidad (graduado en Berkeley en Administración de Empresas), quizás pueda llevar a engaño pero Collin Morikawa (6 de febrero de 1997, Los Angeles) ha irrumpido en el mundo del golf profesional decidido a hacer mucho ruido y a ganarse su propio espacio en la escena.

En una trayectoria con poco más de un año de profesional, sus números ya dejan ver su enorme talento (con tres victorias y dos segundos puestos en 29 torneos disputados en el PGA Tour) . Pero su triunfal debut en el PGA Championship, en el recorrido de Handing Park, en San Francisco, confirman que estamos ante un nuevo prodigio de obligada referencia a partir de ahora. Pocos jugadores pueden presumir de tener un major en su segunda participación, al igual que hizo Tiger Woods en Augusta en 1997. Y solo un grupo de elegidos (Jack Nicklaus, el propio Woods, Rory McIlroy) de lograrlo, como él, con menos de 24 años.

Hace tan solo un mes, Morikawa sumaba su segunda victoria en el PGA Tour, superando a Justin Thomas en un play-off en el Workday Charit Open, pero nadie lo tenía en el radar de este PGA hasta que en la tercera jornada entregó una espléndida tarjeta de 65 golpes, que lo situó a dos golpes del líder, Dustin Johnson. En la última vuelta dejó dos golpes para la memoria, un chip en el 14, que embocó y un drive en el 16, que le permitió firmar un eagle que le abrieron paso hacia un cheque de 1,9 millones de dólares por la victoria.

RAHM, NÚMERO UNO

Tiene una madurez en su juego para tener solo 23 años que es impensable, señaló Justin Leonard, con un Open Británico en su palmarés. Lo mejor de su juego es su mentalidad competitiva, explica Walter Chun, su entrenador en el college donde Morikawa ya destacó siendo finalista durante tres años consecutivos al premio Ben Hogan al mejor universitario.

Morikawa se coronó con 267 golpes (13 bajo par), y dos golpes de ventaja sobre el inglés Paul Casey y el estadounidense Dustin Johnson, empatados en la segunda posición después de una durísima batalla final en la que se vieron envueltos hasta ocho jugadores, mientras Jon Rahm acabó el último recorrido con una espléndida tarjeta de 66 golpes, que le permitieron cerrar el torneo en el puesto 13, a seis del ganador (273). Su clasificación, unida a la derrota de Dustin Johnson y al puesto 37 de Justin Thomas, permitió al jugador de Barrika recuperar el número uno del ránking mundial.