El dopaje ha reescrito la historia del olimpismo en la última década donde ha habido que esperar meses y hasta años para confirmar la composición de los podios y asignar las medallas definitivamente a los atletas en los puestos de honor. Después de los últimos movimientos producidos este mes, hasta 93 medallas han sido asignadas a otros deportistas tras reanalizar las muestras de los supuestos campeones que subieron al podio. La orina se guardaba en los laboratorios acreditados por el Comité Olímpico Internacional (COI) y los nuevos exámenes confirmaron el uso de sustancias prohibidas que eran indetectables cuando se realizaron los Juegos.

Los podios de los Juegos de Pekín del 2008 y de Londres 2012 no tienen nada ver con los nombres que figuran ahora, en una lucha contra el dopaje que no cesa y todavía con casos y con sorpresas que pueden afectar, sobre todo, a los Juegos de Río, celebrados hace tres años y donde, en menor medida y ya con métodos antidopajes más sofisticados, solo se han retirado 5 medallas.

LA ANÉCDOTA DEL LUCHADOR SUECO

A tenor de estos resultados se ha podido determinar que buena parte de los deportistas que acudieron a los Juegos celebrados en Pekín apostaron por métodos y sustancias prohibidos convencidos de que nunca iban a ser cazados. Qué equivocados estaban. Hasta ahora se han retirado 51 medallas de la cita asiática olímpica que correspondían a 9 oros, 21 platas y 20 bronces. "Hay un caso particular recuerda el periodista Juan Manuel Surroca, uno de los grandes especialistas españoles en olimpismo- que no tiene nada que ver con el dopaje y que corresponde a un luchador sueco que arrojó una medalla al suelo descontento por el arbitraje recibido y que le privó de disputar la final". En efecto, se trata de Ara Abrahamian, quien fue descalificado por despreciar a los jueces.

En Londres, donde en solo cuatro años los laboratorios ya habían afinado mejor sus máquinas, y no por el hecho de la conciencia antidopaje de algunas estrellas deportivas, ha habido hasta ahora 37 movimientos en los podios. 12 campeones olímpicos han perdido el oro, a los que hay que sumar 13 medallas de platas y 10 de bronce.

Estos datos ponen en evidencia, por lo tanto, que desde el 2008 y hasta ahora se han retirado el 64,1% de las medallas que el COI decidió cambiar por prácticas dopantes, al margen de alguna sanción por indisciplina, desde la celebración en Atenas 1896 de los primeros Juegos de la era moderna. Desde entonces 145 atletas o equipos han perdido sus medallas: 46 de oro, 49 de plata y 50 de bronce.

MÁS CASOS EN LOS JUEGOS DE INVIERNO

En estos datos solo se incluyen los Juegos de verano, ya que la cifra todavía es más escandalosa si se añade la cita olímpica invernal. En Sochi 2014 se retiraron 22 medallas (8 de oro, 13 de plata y 1 de bronce). El 85% de los afectados fueron atletas rusos. Precisamente los representantes rusos, sobre todo en atletismo, han sido los actores más sobresalientes en los casos por dopaje. Y, por supuesto, la retirada de las tres medallas de oro que Johann Mühlegg, representando a España, logró en los Juegos de Salk Lake City 2002.

En los Juegos de verano solo hay un representante español afectado por los reanálisis, aunque no fue medallista. Fue el caso de Josephine Onyia cuyas muestras de Pekín se reanalizaron en el 2016 y dieron positivo.

Sin embargo, y por el lado otro lado, Lydia Valentín, en halterofilia, ha logrado un oro de Pekín (acabó cuarta y todo el podio fue descalificado) y una plata de Londres; Ruth Beitia, un bronce de salto también en Londres y el mismo metal Sete Benavides, en piragüismo, en la misma cita londinense.