Al Ciudad de Lucena le van a mirar con otros ojos a partir de ahora. En el seno del club celeste lo saben y lo asumen. El único equipo que fue mejor que él -el filial del Betis, ganó por 4 a 1 la final- ya está en Segunda División B y ahora el foco apunta al club de la localidad aracelitana. Si eso es presión, bienvenida sea para una entidad que está en pleno desarrollo. La llegada a la gestión deportiva de los hermanos Carrasco -Dimas y David- ha supuesto un cambio de paradigma en el Ciudad de Lucena.

"Lo hemos peleado, ¿eh?", decía con orgullo Dimas en los pasillos del Marbella Football Center antes de atender a los periodistas. El crecimiento del Ciudad de Lucena se ha notado en todas las esferas: en lo deportivo ha sido evidente, con la clasificación como subcampeón y la condición de finalista; eso ha exigido un paso adelante en otras área. El impacto mediático ha sido potente. En las últimas semanas, la excitante aventura del Ciudad de Lucena ha sido seguida más allá de los límites del pueblo. La marca del club se ha revalorizado. Más presión de la buena. El presidente, Jorge Torres, lo expresó nada más terminar el partido. "Toca seguir trabajando en este proyecto para intentarlo de nuevo el año que viene", expresó el mandatario, quien consideró "un premio" el haber estado en la final frente a "un grandísimo rival como el Betis". Sin embargo, no van a conformarse con victorias morales a partir de ahora. Su éxito les convierte, desde ya, en candidatos para el curso 20/21.

El reto ya no es la supervivencia, sino la expansión. No ha sido fácil para un club que nació hace apenas doce años y que ha tenido que enraizar y florecer sobre las cenizas del anterior representante de Lucena, que se fue al sumidero lastrado por las deudas y cerró su una trayectoria de ocho años en Segunda B. Parecía que esos tiempos no iban a volver, pero el Ciudad ha hecho posible que el fútbol vuelva a ser una seña de identidad en este pueblo de la comarca de la Subbética.

No parece que en el Ciudad de Lucena estén por la labor de torturarse con lo que pudo ser, sino que más bien apuntan a estimularse con lo que será. "El Betis es digno campeón, los felicitamos y nosotros ya a pensar en el año siguiente, que lo cogeremos con muchas ganas", subrayó Dimas Carrasco, que ya le está dando vueltas en su cabeza a la estructura de la próxima plantilla del Ciudad de Lucena. Donde habrá, por lógica, cambios.

El escaparate y las salidas

Hay futbolistas que se han promocionado y están en el escaparate. Alguno ya tiene las maletas hechas, como el joven punta mexicano Erik Aguado, cuyo destino está en el Real Oviedo. El club carbayón, que logró la permanencia en Segunda División, tiene la intención de integrarle en el filial -el Vetusta-, aunque con la pretensión de darle cabida en la primera plantilla a las órdenes de Cuco Ziganda. Aguado, nacido hace 21 años en Monterrey, ha disputado 27 partidos y ha anotado seis goles.

Erik Aguado, al fondo, en el partido entre el Ciudad de Lucena y el Betis B. ANTONIO L. JUÁREZ / LOF

El mexicano se formó durante cuatro años en la Escuela Internacional de Fútbol Fundación Marcet de Barcelona y después fichó por el Extremadura, donde jugó en categoría juvenil. Debutó como sénior en el CD Calamonte, de la Tercera División extremeña, donde firmó un gran curso en la 18/19 y logró 10 tantos en poco más de media Liga. El verano pasado fichó por el Ciudad de Lucena y su progresión ha sido notable.

El Ciudad de Lucena, por lo tanto, aborda un nuevo ciclo que tiene como punto de partida un hito histórico: fue el equipo que más cerca se quedó de ascender en el Grupo 10 de la Tercera División, en el que saldrá siendo por lo tanto el enemigo a batir. Una responsabilidad y un aliciente. En el campeonato que viene volverá a tener como vecinos provinciales al Pozoblanco, al Salerm Puente Genil y al Córdoba CF B, todos ellos con ganas de cumplir el objetivo mínimo: mejorar lo realizado el curso anterior. En el caso del Ciudad de Lucena, dar ese último paso sería ascender a Segunda B. Habrá que seguirle la pista.