En estos casos, los protagonistas suelen agarrar el libro de los tópicos para sacar una frase que se escribe con la tinta de la modestia -no falsa, sí exagerada- y sirve para rebajar los niveles de excitación ante la cercanía de una hazaña. «No hemos hecho nada», se escucha decir como un mantra ante los micrófonos de las salas de prensa. Pero la verdad es que algo han hecho. Y es grande. Tan grande que invita a pensar en que aún se puede dar un paso más. ¿Por qué no?

Hay euforia bajo control en el Ciudad de Lucena. El conjunto celeste dejó en la cuneta al Xerez DFC, un histórico, tras empatar (1-1) ya hacer valer su mejor coeficiente goleador en el campeonato de Liga dentro del grupo 10 de la Tercera División. Ya están en la final. «A noventa minutos del sueño», expresó un cansado y feliz Dimas Carrasco, técnico de la escuadra cordobesa, después del exigente choque frente a los jerezanos.

Ahora les aguarda el Betis B, una formación repleta de talento. «Puede que sea de otra categoría, pero nosotros estamos ahí por méritos propios», advirtió Carrasco en la sala de prensa del estadio Antonio Lorenzo Cuevas cuando ya era la madrugada del lunes.

«Se ha sufrido, pero estamos ahí», dijo aliviado Carrasco, quien admitió que el partido «tenía un guion preestablecido», puesto que sabían «que si había un marcador ajustado ellos iban a meter a mucha gente arriba». El escenario, después de un primer tiempo muy controlado y un segundo más inquietante, se tornó de alto riesgo para el Ciudad de Lucena. «Nosotros tenemos jugadores muy bajitos para defender y durante la temporada hubo partidos en los que el descuento fue muy negativo para nosotros, pero hemos aguantado con orden», dijo el entrenador.

Un rival intimidante

En el horizonte se sitúa un Betis B intimidante. Fue campeón de la temporada -lo que le da una clara ventaja: ascenderá con el empate- y en las semifinales pasó con solvencia. «Vamos a intentarlo», dice Carrasco, que resalta la disposición mental del Ciudad de Lucena por saber adaptarse a entornos complicados. «Ya tenemos los pies en la final y hay que jugarla», expresa el técnico de Écija, que vio a su equipo «camaleónico» y «haciéndolo bien con balón y sin él» ante el Xerez DFC. «Recibimos el mazazo del gol nada más salir del vestuario, pero supimos reaccionar con personalidad», subraya el jefe del banquillo lucentino.

El desafío colectivo del Ciudad de Lucena está repleto de retos individuales, con futbolistas que se han revalorizado y que están situados en agendas de otros clubs. Como el joven delantero mexicano Erik Aguado -el Oviedo lo tiene atado- o el talentoso punta Juanmi. Pero eso ya es otra historia.