No deja de ser llamativo que este Córdoba descargara un aluvión de fichajes hace mes y medio y que aún tenga por rematar parcelas que, a tenor de lo visto, han de ser importantes para su devenir en la Liga 2017/18. Ese grueso llegado a primeros de julio tenía como objetivo asentar el juego que pretendía el técnico y realizar una pretemporada con el 90% del plantel. El sábado por la noche, a la salida de El Arcángel, había quien silbaba la canción de moda en los últimos meses, la melodía machacona de Luis Fonsi. A ese ritmo pareció competir el Córdoba, sobre todo en un primer tiempo en el que el Cádiz decidió el encuentro a ritmo de ska.

UN CÁDIZ RECONOCIBLE

Con respecto al 1-3 de la pasada temporada, los de Álvaro Cervera no tenían a Ortuño, a Aridane ni a Aketxe, sustituidos dos de ellos por David Barral y Marcos Mauro. Pero si mantenían su seña de identidad: José Mari en el mediocentro (lesionado y sustituido por Abdullah), con Salvi Sánchez y Álvaro García en las bandas. En 37 segundos de partido cumplieron su patrón, el que todos sabían. o casi todos. Ese gol de Barral fue muy importante, pues favorecía el juego cadista. Otro cantar es qué hizo el Córdoba.

INCÓGNITA EN LOS LATERALES

A pesar de ese tempranero gol, en los primeros 15 minutos, el Córdoba sólo contabilizó un disparo a puerta: Javi Lara fue su autor y a balón parado. El balón se marchó por encima del travesaño de Cifuentes. En el juego de construcción no le iba mejor. Como ejemplos, varias salidas de balón desde atrás con hasta cuatro jugadores blanquiverdes a los que sostenían sólo los dos delanteros cadistas: Barral y Aitor. Josema y Joao Afonso necesitaban de Edu Ramos y hasta de Aguza para intentar llegar al mediocampo. En el minuto 11 se podía ver cómo recibía de espaldas Sergi Guardiola: por detrás, toda la defensa cadista; por delante, todo el mediocampo rival. Nadie más de blanco y verde. Así, el Córdoba dejaba pinchados en campo rival a los laterales, mientras que los centrales necesitaban de al menos dos compañeros más del centro del campo para intentar subir el balón. La comodidad de la medular amarilla era más que evidente.

JAVI LARA LO INTENTA

Cuando el Cádiz adelantaba la presión, los problemas de salida de balón de los locales se agravaban, ya que debían acumular más gente en zonas cercanas a Stefanovic. Minuto 18: Edu Ramos, Javi Lara, Alfaro y Aguza en campo propio, intentando generar una línea de pase a Joao Afonso y Josema. De nuevo, Fernández y Dani Pinillos en campo rival, estáticos. Guardiola en punta y Romero cercano a la línea del centro del campo. Joao Afonso intenta conectar con Pinillos, pero el balón se marcha fuera de banda. Así fue el resto de la primera parte con una salvedad: sólo Javi Lara intentó en esa fase de encuentro generar algún pase entre las dos líneas cadistas. Demasiado poco. En el devenir del encuentro, el montoreño, tanto por los cambios de sistema como por el aspecto físico fue perdiendo metros e intentó lanzar al equipo con pases cada vez más largos. El centro del campo siempre fue del Cádiz, incluso cuando en la segunda parte dio un pasito atrás para dejar el balón al Córdoba en zonas poco comprometidas. De hecho, Cervera introdujo a un mediocentro, Álex Fernández, por Salvi Sánchez (lesionado, las dos asistencias de gol) cuando aún restaban 40 minutos para el final del choque.

INDIVIDUALIDADES

Esa batalla en el mediocampo se perdió porque nadie, salvo Lara en muy esporádicas ocasiones, se manejó entre líneas rivales. Tampoco hubo velocidad en las decisiones una vez logrado llevar el balón al campo rival. Por lo tanto, hubo que recurrir a algunas individualides. Jaime Romero no anduvo muy acertado, a pesar de que fue prácticamente el único que lo intentó en ese primer acto. En el segundo fue Javi Galán, en las pocas ocasiones en las que le pudo llegar un balón en condiciones, el que generó algún inconveniente a los amarillos. Incorporaciones en carrera de los laterales en la primera hora: Fernández, en dos ocasiones; Pinillos, otras tres. Otro dato sintomático: las dos grandes intervenciones de Cifuentes llegaron a balón parado. La primera, directamente de un saque de esquina. La segunda, como continuación de otro córner. Se atisbó en verano que en estrategia este Córdoba podía sumar y aunque no se hizo en el estreno, esos detalles dejan un pequeño hilo a la esperanza en ese apartado. Aunque parafraseando a Groucho Marx, el Cádiz dejó claro el sábado que los amistosos de pretemporada son al fútbol lo que la canción del verano a la música.