El Real Madrid, vigente campeón de LaLiga Santander, arranca en estado de euforia tras la conquista de las dos Supercopas, su camino al objetivo marcado por Zinedine Zidane, reeditar el título liguero, en Riazor ante un Deportivo de la Coruña todavía incompleto y con bajas importantes (22.15 horas, Movistar Partidazo).

Zidane volvió a marcar LaLiga como el gran objetivo del Real Madrid, por encima incluso de una tercera Liga de Campeones consecutiva que nadie consiguió en la historia. La reciente conquista era un anhelo del madridismo y confesó el técnico francés que «de largo» lo mejor que ha vivido en el banquillo. Volver a ser el dominador del fútbol español y extender la hegemonía presente es el reto.

El camino comienza en Riazor sin Cristiano Ronaldo. El portugués tiene aún cuatro partidos por cumplir de los cinco con los que fue castigado tras su expulsión de la Supercopa de España en el Camp Nou. Zizou lamenta la ausencia de su referente pero se encuentra con ella una solución a su quebradero de cabeza. No tendrá que sentar en el banquillo a ningún miembro de la BBC para dar continuidad a Isco Alarcón como titular.

La magia de Isco le ha convertido en el líder del fútbol madridista en el inicio arrollador de temporada. Derrotó con firmeza al Manchester United en la Supercopa europea y a su eterno rival, el Barcelona, en la española con dos partidos que sirvieron para exhibir una gran superioridad futbolística en el presente. En ese estado de euforia instalado en el madridismo llega al primer día de clase del curso liguero.

Recupera para el once Zidane a Casemiro, Isco y Gareth Bale tras darles descanso en el segundo clásico ante el Barcelona. El galés comienza una temporada clave para su futuro después de estar la pasada marcada por las lesiones. Formará en punta en la doble B con la necesidad de marcar goles y romper su maleficio de pretemporada. Benzema ya lo consiguió en el Santiago Bernabéu y el galés lo necesita para ganar puntos en la comparación de rendimiento con Marco Asensio.

El joven de oro del Real Madrid comenzará de inicio en el banquillo tras dar una exhibición en el clásico del Bernabéu, aunque con Zidane nunca se sabrá el once en una temporada en la que asegura que todos sus jugadores volverán a ser importantes y no habrá un once indiscutible. Las rotaciones volverán a ser su apuesta ciega.

A la baja de Cristiano Ronaldo se suma la de Jesús Vallejo por lesión y probablemente la del croata Mateo Kovacic que no ha entrenado tras exhibir un gran nivel en los dos partidos de la Supercopa de España, en los que fue titular y frenó en seco a Messi.

El conjunto madridista le ha tomado en los últimos años la medida a Riazor, que esta temporada lleva el nombre comercial Abanca. Entre 1992 y 2008 no pudo lograr la victoria en Coruña, pero desde que rompió el maleficio, ha puntuado en sus seis visitas más recientes (cinco victorias y un empate) y en las tres últimas ha anotado de media más de cinco goles (2-8, 0-2 y 2-6).

El Dépor recibirá al Madrid con la intención, como dijo su entrenador, Pepe Mel, de obligarle a pensar en defender porque si solo se dedica a atacar se repetirá la historia de las últimas visitas, además en un momento en que el equipo de Zidane tiene la puntería afinada. Ni siquiera la baja de Cristiano alimenta las esperanzas de los locales, que la temporada pasada recibieron seis goles de manos de la entonces «segunda unidad» del Real Madrid, también sin el luso en Riazor.

Los coruñeses han recuperado a su delantero de referencia, Florin Andone, que arrastra molestias en la zona inguinal, pero no han podido contar con tres jugadores de la línea de ataque: Emre Çolak, sancionado; Carles Gil, lesionado; y el uruguayo Fede Valverde, que se pierde el partido por la «cláusula del miedo» que incluyó el Real Madrid en su cesión al Dépor.

Esas bajas condicionan el primer once de Pepe Mel en una temporada en la que el técnico quiere imprimir su sello al equipo tras haberse hecho cargo del banquillo a finales de febrero y haber logrado el objetivo mínimo de la permanencia con solo 36 puntos. El técnico espera la llegada de un delantero (el deseado, aunque difícil, es Lucas Pérez del Arsenal) y suspira también por un portero, aunque la disponibilidad económica del club complica que se cumplan ambos deseos.