El Córdoba consiguió en Cádiz trasladar en un solo encuentro las dos caras que es capaz de mostrar. Una primera ciertamente anodina, al nivel del partido en cualquier caso, y una segunda en la que sí elevó el nivel competitivo y, más allá de decisiones arbitrales, a punto estuvo de lograr los tres puntos si el disparo de Yann Bodiger no se hubiera topado con la madera. Los nueve puntos de distancia con la salvación parecen insalvables, más por esas sensaciones, ahora irregulares, que ofrece el equipo, que por las propias matemáticas.

Sin embargo, la pasada temporada, sin ir más lejos, los conceptos se cruzaban. Si bien las sensaciones iban a mejor, a pesar de algunos mazazos recibidos más adelante con la visita a León o el paso del líder por El Arcángel, los números no terminaban de reflejar esa mejoría, ya que los demás también puntuaban. En cierta medida, también a la inversa, igual que ocurre ahora, que tampoco los rivales mantienen el ritmo de puntuación de la pasada campaña. El Córdoba se situaba a finales de marzo a cuatro puntos de la salvación, prácticamente la mitad de distancia a la que se encuentra ahora, nueve. Pero si en la actualidad el equipo que marca la línea de salvación, el Lugo, suma 32 puntos, hace una temporada lo marcaba el Alcorcón con 35 puntos. El hándicap para el Córdoba actual, además de esa distancia, es que entonces había cinco equipos en solo tres puntos justo por delante del descenso, mientras que en la actualidad, por encima del Lugo la distancia se abre posición a posición, ya que Rayo, Tenerife y Numancia, con 36, tienen en su mano escapar. Las cábalas y las sensaciones son diferentes.