La mañana era fría en el Mini Estadi, pero no desanimó a los miles de niños que se asomaron ayer algo excepcional para ellos: un entrenamiento del Barcelona. Desde la semana pasada estaban todas las entradas vendidas, se agotaron en un solo día, según informó el club, pero el recinto no estaba lleno. Ni mucho menos, aunque el Barça comunicó que habían acudido finalmente 10.408 espectadores.Y la reventa, que ofrecía entradas a 10 euros (el precio oficial era de 5), andaba pululando por los alrededores del Mini.

Caía el sol sobre el césped del estadio del filial azulgrana cuando empezaron a pisarlo los jugadores azulgranas. Estaban todos. 21 de los 22 futbolistas que componen la plantilla de Luis Enrique, todos menos el lesionado Cillessen. Estaba hasta Mathieu, quien no ha recibido aún el alta médica.

Se vieron muchas sillas vacías en el Mini, aunque se reunieron 10.408 espectadores para disfrutar de los goles de Messi en una mañana gélida

Tras la foto de rigor, justo enfrente de una atiborrada tribuna principal del Mini, el Barça se puso a trabajar. Con demasiadas sillas vacías en el estadio, pero compartiendo unos minutos de rondos, carrera continua y varios mini partidillos con sus aficionados.

No había, eso es cierto, el jolgorio de otros años, quizá hasta un silencio reverencial solo interrumpido cuando Messi, que no entiende de entrenamientos o partidos oficiales, cogía el balón y hacía alguna diablura de las suyas. "Siempre es bonito mostrar cómo trabajamos a la gente que no tiene la oportunidad habitualmente", declaró luego Mascherano.

Todo se animó, obviamente, con el partidillo que ponía fin a una mañana singular cuando el Mini se puso en pie para intentar recoger algunas de las pelotas, con colores azulgranas, que lanzaron a las gradas. Era al final del entrenamiento a puertas abiertas. "Ver la alegría que tienen los aficionados es especial. Agradezco el cariño que me muestran", precisó Paco Alcácer, uno de los nuevos en esta experiencia.

"Siempre es bonito mostrar cómo trabajamos a la gente que no tiene la oportunidad habitualmente" (Mascherano)

Entonces, un halo de admiración recorría las gradas de ese viejo Mini. El tridente, como es habitual, no se despegó ni un segundo. Lo hacen todo juntos. Rondos, calentamiento, partidos. Donde va Messi está Suárez. Donde van Messi y Suárez aparece Neymar. "¡Messi, quédate!" ¡Messi, renueva!", gritaron los niños desde la tribuna. Era algo espontáneo, por mucho que lo tuvieran que repetir después en un par de ocasiones cuando las cámaras de televisión se percataron de este detalle. Más tarde, otros periodistas buscaron ese mismo grito, que había perdido entonces la fuerza de la espontaneidad.

"Ver la alegría que tienen los aficionados es especial. Agradezco el cariño que me muestran" (Paco Alcácer)

Ni rasto ya de la combustión interna que sacudió al Barcelona hace dos años, tal día como hay, cuando tras la derrota en Anoeta,Messi no se presentó a este entrenamiento con los niños.Luis Enrique estuvo más cerca del despido que nunca, a Zubizarreta, entonces director deportivo del club, lo echaron de mala manera (Bartomeu no le dijo nada) y aquello fue el prólogo del triplete coronado en Berlín-2015.

Ahora, en cambio, marca goles, festejados como si fueran trascendentes, y se fija el objetivo, al igual que Luis Enrique, de recortar los 6 puntos de diferencia del Madrid. Pero antes está la Copa: el jueves en San Mamés contra el Athletic, confiado el técnico en que Neymar reaccione, junto al tridente, y de el mejor regalo de Reyes posible al barcelonismo.

Ni rastro ahora de la combustion interna de hace dos años tras Anoeta cuando la estrella no acudió al entrenamiento previo a Reyes y Bartomeu echó a Zubi, prólogo del triplete

Tras 80 minutos de entrenamiento, de nuevo vuelta a la ciudad deportiva, aunque antes posaron con aficionados discapacitados que estaban sobre el césped del Mini.