Ni Coutinho. Ni De Maria. Ni Lemar. Ni un fichaje como dijo Robert Fernandéz, el secretario técnico del Barça. Ni dos como también reveló el ejecutivo azulgrana en la presentación de Ousmane Dembélé, el más caro en la historia del Barcelona. Nada de nada en el Camp Nou. En un agobiante y desconcertante final de mercado, el club llega al último día sin completar la plantilla que pedía Valverde. No le da las piezas que necesita al técnico ni tampoco aligera la plantilla como necesita para trabajar en las condiciones ideales.

No se recuerdan precedentes de una situación así en la historia moderna del Barça. Nunca se había llegado a la última jornada del mercado de fichajes (a las 23.59 se cierra definitivamente el plazo para inscribir en la Liga) con tantos asuntos (e importantes) por hacer. La única operación que cerró el club ayer fue la cesión de Douglas al Benfica. En julio, el Barça fichó a Semedo, el lateral derecho del equipo lisboeta, por 30,5 millones de euros. No incluyó entonces en esa operación al defensa brasileño, que ya jugó como cedido en el Sporting de Gijón.

El técnico, además, supo esta misma semana lo que había pasado con Verratti, el objetivo prioritario que se marcó la directiva de Bartomeu al inicio del verano. Acudió Valverde a la tradicional cita que organiza la UEFA EN Nyón (Suiza) antes del inicio de la Liga de Campeones.

Allí, como recogieron las cámaras del Sevilla, escuchó una confesión. Era de Unai Emery, el entrenador del Paris SG. «A Verratti seguro que le gusta el Barçelona, como es normal que le guste, pero nunca fueron a por él», le espetó el vasco a un asombrado Valverde, que asistía sorprendido, y con los brazos cruzados, a esa escena. Berizzo, el técnico del Sevilla, quedaba como testigo silencioso mientras se ajustaba el traje ante el resignado Txingurri.

El Barça no ha logrado quebrar la férrea voluntad del Liverpool, intransigente a la hora de vender a Coutinho.

Si el Barça y su incapacidad para cerrar acuerdos empieza a generar todo tipo de chascarrillos en la Liga, en Inglaterra el que se lleva las mayores burlas es el Arsenal. Arsene Wenger parece incapaz de fichar a nadie sustancial. Y en este cierre de mercado ha vuelto a tropezar, no con sus dudas consuetudinarias, sino con el rechazo de un jugador. «El Arsenal elige al único jugador del Mónaco que se va a quedar en su club», se rió ayer un comentarista de la BBC. El último en irse fue el más preciado. Kylian Mbappé, el diamante de 18 años pretendido por todos los gigantes de Europa, certificó finalmente ayer su pase al PSG, en lo que constituye toda una peineta al fair play financiero de la UEFA.