Es el cromo que falta en el Barça. Hace meses que quiere comprar a Philippe Coutinho, la joya brasileña de 25 años. Aún no se ha salido con la suya. Ahora, coincidiendo con la apertura del mercado invernal, Josep Maria Bartomeu quiere darle a Ernesto Valverde, el técnico que ha pacificado el entorno guiando al equipo a un confortable liderato en la Liga, el fichaje que ya pidió, sin éxito entonces, en verano. Por eso, el club azulgrana asume que está obligado a aumentar la oferta que presentó al Liverpool hace solo cuatro meses. Está dispuesto a llegar a los 150 millones de euros, incluyendo, por supuesto, todos los variables, revelados por Mundo Deportivo, aunque el club inglés, que se acaba de gastar 84,5 millones en el central Van Dijk, podría pedir incluso más.

Ni siquiera el hecho de que no pueda disputar la Champions frena el renacido interés del Barça, quien considera imprescindible el fichaje del brasileño. No solo porque eso facilitaría su adaptación al juego azulgrana en estos primeros seis meses, sino porque así evitaría que el precio, que lo convertiría en el jugador más caro de la historia del club azulgrana, se dispare todavía más en caso de que la operación se retrasara al próximo verano, justo después del Mundial de Rusia donde Coutinho es una pieza básica del nuevo y prometedor Brasil que ha diseñado Tite, el seleccionador.

Lo necesita el Barça desde la traumática marcha de Neymar al Paris SG, para añadir talento ofensivo que acompañe a Messi, Suárez y al recién llegado Dembélé, obligado éste a rejuvenecer la plantilla, especialmente en su ataque. Tanto Leo como Luis tienen 30 años e Iniesta, el capitán, va camino de los 34), por lo que Valverde quiere sangre nueva para dotar de energía al equipo.

El técnico, como ya sucedió en verano, se mantiene hermético cuando le preguntan por la política de refuerzos. Llegó al Camp Nou pensando en dirigir al tridente Messi-Suárez-Neymar, pero 10 días antes del inicio del curso tuvo que modificar sus planes. De ahí su prudencia. Lleva más de cuatro meses respondiendo con las mismas palabras cuando le preguntan por Coutinho.

Ayer no iba a ser una excepción, pese a que él sabe que este mercado de invierno será agitado. Tanto en las entradas como en las salidas del Camp Nou. «¿Coutinho? No tengo nada que decir», comentó en un par de ocasiones. «Es un buen jugador, eso seguro. Pero ya se verá si viene», recordó luego en tono prudente, escamado como anda tras las estériles ilusiones veraniegas. «Está en otro club y lo respetamos. A él y al otro club. Me gustan más los que tengo ahora», añadió luego el técnico del Barça, quien recordó que «no sabemos qué pasará».

Lo que está pasando es que Coutinho, que ya se perdió el duelo del Liverpool ante el Burnley del pasado lunes y tampoco jugará mañana la FA Cup contra el Everton, presiona al máximo. Ya lo hizo en verano y fracasó en su intento de volver a Barcelona, donde brilló hace cinco años, entonces con el Espanyol, cedido entonces por el Inter de Milán.