La necesidad que tiene este Córdoba de la participación de Florin Andone no se circunscribe sólo a goles, que también, sino al juego en sí. Sin ir más lejos, la ausencia de presión a la primera línea del Huesca en la segunda parte --por falta de fuelle físico-- facilitó el crecimiento de los azulgranas, que arrancaron un punto tirando de lo que ha utilizado su rival: efectividad.

En su caso, no se trata tan sólo de ocupar un jugador por otro, un delantero de refresco por el titular ausente. Entre otras cosas, porque en ataque las cualidades en el vestuario blanquiverde son dispares: De Tomás es buen rematador, puede realizar una buena transición defensa-ataque (como demostró el domingo), pero este Córdoba necesita de mucho trabajo físico arriba cada vez que se encuentra en posición de partida. Y Florin Andone se lo da. Además, sus números individuales ahí están y basten como ejemplo (ver gráfico) la comparación de su partido ante el Numancia con el de De Tomás. Más faltas, más participación al robar balones dados por perdidos y, los que no se pierden, él se encarga de convertirlos, al menos, en ocasiones.