El Córdoba vive en las últimas jornadas en un auténtico día de la marmota. Aquella celebración estadounidense tan bien parodiada por el actor Bill Murray en la película Atrapado en el tiempo. El protagonista, un reportero de televisión, se iba a dormir tras un aburrido día en el que cubría la noticia de la salida de la marmota para predecir la duración del invierno de aquel año y, al despertar, todo comenzaba de nuevo.

Esa fue la sensación que transmitió ayer el equipo blanquiverde, atrapado en un eterno ponerse por delante en el marcador y dejar escapar los partidos. Le sucedió en Alcorcón, donde marcó primero y vio como los alfareros remontaban hasta el 2-1 final, y volvió a ocurrir lo mismo ante Albacete y Granada. Ayer, nueva dosis de realidad que demuestra que los jugadores del Córdoba son incapaces de sostener una ventaja mínima y decaen ante el golpe más liviano, un tanto del rival tras una primera media hora a un nivel más que aceptable. Si ante el Granada la historia se pudo explicar por el enorme caudal ofensivo de los nazaríes, ayer en Almería la trama tuvo otros matices distintos. Mientras que hace una semana el Córdoba aguantó y compitió hasta el final, perdiendo solo por un tanto, en los Juegos del Mediterráneo dejó que los locales se rehiciesen del tanto inicial de Carrillo y llegasen igualados al descanso. Tras el asueto, los once futbolistas blanquiverdes demostraron falta de garra y de amor propio y se dejaron remontar por cuarta vez en las últimas cinco jornadas. Los alrededor de 400 aficionados cordobesistas desplazados a Almería se volvieron de vacío, tras un viaje de ida y vuelta desilusionante.

El día de la marmota regresa a las pantallas blanquiverdes y deja en mal lugar a Curro Torres, que demostró carecer de ideas y de argumentos más allá de cambiar a defensa de cuatro y colocar dos puntas, con la salida de Piovaccari, cuando el encuentro ya estaba perdido y el Almería se conformaba con aguantar en su campo. La imagen de Menéndez, reprendido por el árbitro por reprocharle celeridad a un recogepelotas en el tiempo de descuento, podría haber transmitido energía si no fuese por todo lo ocurrido antes. Ayer, esa instantánea estuvo más cerca de la comedia dramática que del heroísmo del que no se rinde.