Fue un fichaje criticado. Por su edad, por las dudas en su implicación y porque en el Córdoba, al fin y al cabo, se vive desde hace años en la duda eterna. El caso es que Raúl Bravo encajó bien en el vestuario blanquiverde tras anunciarse su llegada el 2 de agosto del 2013.

A pesar de que Albert Ferrer terminó por relegarle a la suplencia, el de Gandía continuó siendo uno de los hombres fuertes, tanto dentro de la caseta como sobre el césped. Anotó el gol del triunfo en las semifinales de las eliminatorias de ascenso ante el Murcia, en la Nueva Condomina. Y dio la asistencia para que Uli Dávila anotase un gol histórico, el del regreso del Córdoba a Primera División 42 años después. Su no continuidad levantó polémica y el 24 de agosto del 2014 se conocía que no seguiría en el Córdoba. Hoy duerme en el calabozo y mañana el juez decidirá su destino inmediato.