«Aquello fue la bomba, hubo problemas de todo tipo, económicos, internos... Pero es verdad que luego, en el césped, competíamos», recuerda Rafa Navarro, uno de los integrantes de aquel ascenso del Córdoba CF Córdoba CFen Cartagena, hace hoy 21 años. Rafa Fernández, que iniciaba entonces su carrera, también lo rememora así de forma elocuente: «Estaba la Quinta del Buitre y luego, nosotros, que éramos la Quinta de los Tiesos», en referencia a los duros problemas económicos que sufrían por la deriva en la que estaba inmerso el club blanquiverde. «El Ayuntamiento se comprometió a pagar cuando ya estábamos encerrados, pero había sus cosas en el vestuario, porque por fuera había muchos intereses, ya entonces», comenta Fernández, «y de los que te enteras completamente años después».

Navarro, a la derecha, celebra el ascenso sobre el césped del Cartagonova. A.J. GONZÁLEZ

Navarro confirma que «no es que hubiese un ambiente perfecto, pero al final competíamos y éramos un equipo. El recuerdo que tengo no es de ser un vestuario ideal, aunque es verdad que en el campo remábamos todos para el mismo lado y llegamos a un ascenso que nadie se esperaba, la verdad», admite el zurdo. La historia de aquel hito histórico está trufada de detalles que muestran la precariedad que vivía aquel Córdoba CF, Navarro tira de memoria. «Tuvimos que ir a sitios que no eran los ideales, sobre todo cuando te estás jugando un play off”, admite, «como uno que no era hotel, sino una pensión. Creo recordar que se llamaba Hostal Manolo o algo así, vamos, un hostal de carretera», comenta con una sonrisa. De hecho, la situación era tan precaria que un miembro del cuerpo técnico «se negó a viajar si no se le pagaba» antes de uno de los viajes de aquella eliminatoria de ascenso. Y claro, se le pagó. Los problemas fueron una constante, incluso en el momento álgido de la temporada, aquel en el que, en teoría, todo debe ser tranquilidad para los futbolistas. «En Ferrol, por ejemplo, llegamos a un hotel que estaba construyéndose, que aún no se encontraba terminado. Se veían los ladrillos, las habitaciones no estaban hechas y la solería no estaba puesta», por lo que «nos quedamos en el hall del hotel. Eso fue después del famoso viaje en avión», en el que hubo amago de aterrizaje de emergencia al indisponerse uno de los acompañantes de la expedición.

Ramos y Ventaja celebran el tanto del primero, en Cartagena, el 30 de junio del 99. A.J. GONZÁLEZ

Rafa Fernández también recuerda aquello, aunque «con tristeza. Por la gente. Fueron 13 o 14 autobuses, los aficionados llenaron un fondo, cantaron nuestros nombres y... Nos meten cinco». «Un palo gordo» que hizo pensar a más de uno que las últimas esperanzas se desvanecían. «Y fíjate. Nosotros nos montamos en el avión y yo pensaba en esa gente a la que le esperaban 14 horas de carretera, pero al final tuvieron el alegrón de Cartagena», explica Fernández, con gesto de alivio.

Aquella temporada 98-99 la remarcan ambos como «convulsa», aunque tanto Navarro como Fernández defienden que «al final, se supera todo. Cuando llegamos al hostal aquel de Cartagena, además, nos dimos cuenta de que la comida estaba mala», explica Fernández, por lo que «Escalante dijo que pidiéramos lo que quisiéramos de comida» pero que no tocaran la que estaba «preparada».

Un ascenso contra pronóstico y «a pesar de todo y de todos», señalan ambos.

Adiós a casi dos décadas en el pozo

El Córdoba CF, sin saberlo aún, tenía a las 21.15 horas del 30 de junio de 1999 una cita con la historia. El adiós a 17 años en el pozo de la Segunda B e incluso a un breve paso por Tercera. Se ha escrito y probablemente se siga escribiendo sobre aquella noche y también de una temporada que no fue, precisamente, de dulce. Sufrió un cambio de entrenador cuando se asomaba al abismo de Tercera, de nuevo, un encierro de una sola noche, impagos a los jugadores, precariedad en los entrenamientos, en los viajes, división dentro del vestuarios. Y, pese a todo, con un 5-0 en plena liguilla de ascenso, los blanquiverdes lograron el acenso ante un rival que «tenía los camiones preparados para la fiesta», recuerda Navarro y decir adiós a 17 años en el pozo.