El Córdoba cerró la temporada 2017/18, la de la milagrosa salvación, con un déficit de 5,3 millones de euros, tal y como adelantó ayer este periódico, que después de impuestos queda en 4,2 millones de euros. La historia de la sociedad anónima deportiva blanquivede está trufada de números en negativo. Tanto, que esos 4,2 millones después de impuestos tienen por debajo hasta cuatro balances aún peores en las últimas 15 temporadas.

El récord en números rojos se sitúa en la campaña 2005/06, con Enrique Orizaola como presidente y tomando el mando después de ella Prasa. Aquella temporada se cerró con un déficit de casi 11 millones de euros (ver gráfico). El segundo peor resultado corresponde, en realidad, a la temporada 2003/04, con 5,3 millones de euros de déficit, aunque realmente éste llegaba hasta poco más de los ocho millones. Aquella campaña estuvo presidida inicialmente por Ángel Marín, que fue relevado durante la misma por Enrique Orizaola.

El estadio, elemento clave para evitar la causa de disolución, fondo más técnico que real

El tercer peor dato en la historia blanquiverde corresponde a Carlos González, quien en su tercera temporada, la del ascenso a Primera División, firmó un déficit de 5,44 millones de euros. El cuarto peor registro del Córdoba en la última década y media corresponde a la temporada del ascenso a Segunda, la 2006/07, bajo la presidencia de Rafael Campanero, en la que se arrojó un déficit de 4,4 millones, mientras que el quinto peor registro corresponde al que va a presentar Jesús León en la junta de accionistas del próximo enero: 4,2 millones después de impuestos. En realidad, esa temporada tampoco corresponde únicamente al actual máximo accionista y presidente, sino que hasta enero estuvo como presidente el hijo de Carlos González, Alejandro y parte de esos números rojos corresponden también a esa primera mitad de campaña. De hecho, según diversas fuentes, el déficit del Córdoba a enero del 2018 se situaba en torno a los 1,8 millones de euros.

Posteriormente, el aumento del coste de la plantilla nada más llegar León para intentar aquella histórica salvación, que supuso un desvío cercano al millón y medio de euros, más la prima por la salvación, que rondó los 1,6 millones de euros completaron un panorama en el que se logró el éxito deportivo a costa del desequilibrio presupuestario.

Para regresar a la normalidad, el club tendrá que acometer varias tareas, la principal, el aumento de los ingresos: desde la venta de jugadores (se prevén ingresos de cinco millones para esta temporada) hasta el aumento de la explotación publicitaria.

Tras el regreso a Segunda, el club acumuló casi 11 millones en déficits en cuatro campañas

Mientras tanto, como viene informando este periódico, los contactos con el Ayuntamiento para la cesión de El Arcángel siguen su curso y se encuentran en la última fase (ver págs. 40 y 41). Ya el club aplicó en la etapa González la inclusión del valor del estadio en los balances, una estrategia que, en realidad, inició Prasa en la última etapa de José Miguel Salinas.

La última temporada de González, ya sin la inclusión de El Arcángel, supuso un superávit de más de un millón de euros. El propio club reconoció que no se había aplicado correctamente la imputación del valor de El Arcángel por diferentes motivos, mucho más de forma que de fondo, pero una nueva negociación con el Ayuntamiento por la cesión era imposible, dadas las relaciones del que fuera propietario del club con el Consistorio. González mantiene el récord de superávit en una temporada en la entidad blanquiverde y de hecho es el único que ha dado beneficios, con récord incluido: más de nueve millones en la temporada 2015/16.

Pero la inclusión de El Arcángel, con un fondo más legal y garantista que real, supondría un punto añadido de tranquilidad para todos. Para evitar esos números rojos el estadio es un elemento de peso.