La actuación de Andrés Martín el pasado domingo en El Arcángel bien merece un análisis separado del artículo que completa esta página. Porque ante tanto pase horizontal, tanto balón pedido al pie y tanto regate sin sentido para la situación que vive el Córdoba, el partido de Andrés Martín ante el Zaragoza solo puede ser calificado de notable.

El joven delantero de Aguadulce impresiona a propios y extraños por el rendimiento ofrecido cada semana pero, sobre todo, por la garra y el amor propio que demuestra en el campo. «Este chaval vale, el tal Andrés», decía durante el encuentro un seguidor del Zaragoza, periodista aragonés, bastante sorprendido.

Ante el Zaragoza, y solo en media hora, el antes conocido como Andresito ya había estrellado dos balones en la madera. En el minuto 17 recibió un buen centro de Carbonell y remató con la testa al larguero. El portero Cristian Álvarez, ya vencido, solo pudo mirar como el esférico se marchaba fuera. Y 13 minutos más tarde fue Menéndez el que sirvió una pelota que Martín, a la media vuelta, disparó con fuerza pero de nuevo contra la madera, esta vez en el poste. Era el único cordobesista que tiraba desmarques de ruptura a la espalda de la zaga aragonesa, el único que no la pedía al pie sino que iba al espacio, creando problemas durante la primera mitad al entramado defensivo del equipo de Víctor Fernández.

Tras el descanso lo siguió intentando, aunque el equipo ya se había roto por el centro del campo y no le llegaron tantas pelotas. Antes, había dejado muestras de calidad en un pase de banda a banda con el exterior, cayendo a los costados, asociándose con los centrocampistas o buscando a Carrillo cuando este salió.

En medio de una actuación lamentable del equipo blanquiverde Andrés Martín, nuevamente, destacó en la faceta ofensiva, se echó a su equipo a las espaldas, rindió a un gran nivel y estrelló dos balones en el palo. Una entrega y un pundonor que, a falta de que otros veteranos sean capaces de sacarla a relucir, tiene que aportar un delantero de 19 años llamado a hacer cosas notables en el fútbol profesional.