Solo faltó que hubiese gran premio de F-1 o, también, gran premio de Superbikes, para que Carlos Sainz Júnior (McLaren) o Álvaro Bautista (Ducati) se subiesen al podio internacional para que el fin de semana pasado hubiese sido único, tremendo. Bueno, en realidad, sin los éxitos de Sainz Júnior y/o 'Bati', el fin de semana ha sido uno apoteósico, pues se han logrado brillantísimas, enormes, grandiosas victorias en el Mundial de Resistencia, el Mundial de Rallys, el Mundial de motociclismo y el Mundial de motocross. Tal cual, no podios, no top-10, victorias!, seis triunfos sonados que colocan (o mantiene) a los motoristas españoles en la cresta de la ola cuando, tal vez, muchos aficionados al deporte en España no consideren capaces a sus pilotos capaces de semejantes gestas.

Alonso, prodigioso

Fernando Alonso, por ejemplo, bicampeón del mundo de F-1 con Renault, ha liderado buena parte de ese llamativo fin de semana consiguiendo su tercera corona mundial que, pese a que muchos críticos no le dan demasiado valor, lo cierto es que no es nada fácil, por ejemplo, ganar, dos años consecutivos, una carrera tan retorcida y complicada como las 24 Horas de Le Mans y más carreras para convertirle en el tricampeón que quiere ser. Y, ahora, volverá a planear la conquista de las 500 Millas de Indianápolis donde, sí, es verdad, ha fracasado este año. No hay duda de que Alonso sigue siendo uno de los mejores pilotos del mundo, considerado asi, incluso, por sus compañeros de parrilla.

A ese éxito del 'Nano' se añade una enorme y agradabilísima sorpresa como es el triunfo final 'in extremis' del estupendo (y simpatiquísimo) Dani Sordo, un magnífico piloto de rallys, que era el heredero del bicampeón Carlos Sainz. Sordo, jefe de filas de Hyundai, conquistó, en el último día, eso sí, después de un gran rally, la carrera de Cerdena, su segundo gran éxito mundialista tras el Rally de Alemania del 2013. Ni que decir tiene que si no se rompe la dirección del Toyota Yaris de Ott Tänak, Sordo no hubiese podido ganar. Pero ahí estaba él para aprovecharse.

Lorenzo ayudó a Márquez

Y uno que también se benefició del lio que organizó el pentacampeón mallorquín Jorge Lorenzo (Honda) fue su compañero de equipo, el heptacampeón Marc Márquez, que, por cierto, ya se había escapado algo más de un segundo de ese lío que se formó, de ese 'strike', en el que Lorenzo tiró, al caerse, a Valentino Rossi, Andrea Dovizioso y Maverick Viñales. Márquez solo tuvo que apretar diez vueltas, huir de Fabio Quartararo (Yamaha), Danilo Petrucci (Ducati) y Àlex Rins (Suzuki) para lograr su sexto podio en siete grandes premios, su cuarta victoria. Márquez volvió a demostrar su poder y se aleja ya en el Mundial de MotoGP.

Pero es que en Montmeló, ante 91.734 espectadores, una entrada espectacular, no solo venció Márquez, que fue el último en conseguir la victoria en el 32 triplete español en el Mundial de motociclismo. El joven andaluz Marcos Ramírez, de 21 años, se convirtió en el piloto español n 45 en conseguir conquistar una victoria en el Mundial de las dos ruedas. A esa tremenda victoria del niño de Conil de la Frontera, se sumó el tercer triunfo consecutivo de Àlex Márquez en Moto2, lo que le coloca ya como lider destacado. Hacía 41 grandes premios que no ganaba un español en Moto2 y, de pronto, el 'hermanísimo' ganó en Le Mans, luego en Mugello y, ahora, en Barcelona.

Esta tremenda fiesta del mundo del motor español, enorme, casi única en el mundo, se cierra con el más jovencito, Jorge Prado, de 18 años, el muchacho que está llamado, dicen, seguro, a ser el futuro gran campeón del motocross mundial. Prado, que ya ganó el título MX2 el pasado año, ya es lider destacado en la presente edición antes, dicen, de dar el salto al gran profesionalismo y a la auténtica categoría del motocross. Prado ha ganado todas las carreras que ha disputado este año: ha ganado ocho de las nueve carreras que se han disputado. La de ayer fue en Letonia y, por cierto, la que no ganó es porque no la corrió por lesión. Prado es una de las perlas de la firma austriaca KTM y, por supuesto, de su gran patrocinador, las burbujas Red Bull.